El Teatro Nacional de la Casa de la Cultura ecuatoriana acogió la noche del miércoles la obra La Belmonte, una presentación de danza que transmitió la idea de transportar a los presentes al pasado, mediante un flash back, para recordar la vida quiteña y sus fiestas de antaño.

Los payasos y sus chorizos, los yumbos, el chulla quiteño y la vieja chuchumeca fueron personajes que llenaron de color a la capital en la obra, representados en cada uno de los movimientos de los danzantes.

La Belmonte busca recuperar las tradiciones y las anécdotas generadas en torno al espacio. Para esto se las muestra de manera colorida y atractiva para nuevos públicos, que tienen conocimiento de estas historias por referencias de boca a boca, generalmente de sus mayores, para que ahora las pueden hacer suyas, mediante la danza.

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Rubén Guarderas, director del Ballet Nacional del Ecuador (BNE), indicó que la propuesta es una recreación de la vida cultural de una ciudad del pasado. “Históricamente conocemos que la Plaza Belmonte fue el centro de la actividad cultural de Quito a partir de 1920, fecha en la cual se inauguró el sitio en el barrio de La Tola”.

Detalló que ese espacio fue destinado en un principio a corridas de toros, pero luego cambió para dar paso a presentaciones circenses y teatrales. (I)