Cincuenta y dos jóvenes de doce colegios manabitas dieron el pasado miércoles su mejor repertorio en amorfinos, esa bella expresión oral que narra amores, historias, anécdotas y doble sentido del habitante de la zona rural de esta provincia.

Amorfino individual, Canto Amorfino y Contrapunto fueron las categorías en las que los jóvenes, 37 mujeres y 15 varones, mostraron su talento.

Precisamente el contrapunto generó bastante expectativa en el público por la picardía con que algunos estudiantes se presentaron en el auditorio de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo de Manabí.

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“Los dientes de tu boquita me tienen cautiva y presa, tiemblo de pura emoción cuando tu boca me besa”, fue uno de los amorfinos que enamoró a más de 400 personas que acudieron a esta cita con la memoria oral manabita.

Maclovia Mendoza, originaria de la comunidad de Agua Fría, del cantón Junín, “de la tierra del currincho y la panela exclusivamente”, y Lisbeth Quiroz obtuvieron el primer lugar en la categoría de Contrapunto, representando a la Unidad Educativa del Milenio Junín.

Mendoza indicó que desde hace tres años aprendió amorfinos basados en las narraciones de sus abuelos. “Esta experiencia es única y hemos aprendido a expresarla, aunque con un poco de nervios”, señaló.

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Quiroz dijo que para tener mayor fluidez en el contrapunto conversó con sus vecinos de la comunidad de Andarieles.

La velada se matizó de colores cuando al escenario subió Katty Molina, una niña invidente de 11 años que con la canción También me quiero casar, una adaptación de una melodía de la chilena Isabel Parra, arrancó aplausos de los asistentes.

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Pese a que en el instante de realizar el canto al amorfino no contó con su bastón de apoyo, arengó a los asistentes que la aplaudieron en las tablas.

Su padre, Luis Molina, dijo que hace tres años y casi por error descubrieron el talento de la joven estudiante de la Unidad Educativa Guadalupe Larriva, del cantón Jaramijó, a quien desde ese instante sus profesores de música la guiaron para cantar y entonar melodías.

“Simplemente escuchaba e imaginaba la creatividad de quienes entonaban canciones. Soy escritora, compongo mis propias canciones, propios cuentos, leyendas, amorfinos y versos… fue muy extraña en realidad (preparación para concurso), porque yo no practicaba mucho con pistas sino a capela”, señaló Molina, quien obtuvo el segundo lugar en el canto amorfino.

La canción de la iguana, considerado el amorfino más antiguo de la cultura montuvia, se escuchó en gran medida por estudiantes.

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Cuatro meses

Raymundo Zambrano, uno de los coordinadores de este concurso, indicó que fue elemental el apoyo de la empresa privada para llevar un proceso de más de cuatro meses para escoger a 52 estudiantes de entre 800 aspirantes a este evento, que pretenden institucionalizarlo, incluso aumentar el número de participantes.

Creaciones como las de Josefa Véliz, quien diseñó “la mujer que siendo viuda, busca marido o porfía, o la dejaron con ganas o es que tuvo mala vida”, retumbaron en un espacio que abrió decenas de sueños y talentos manabitas.

El próximo año el festival aglutinará a representantes estudiantiles de los 22 cantones manabitas. (I)