Al paso del cerro Jaboncillo se podrá dialogar con una persona ataviada a la usanza de la época precolombina, cuando esos espacios eran dominados por integrantes de tribus manteñas. Se podrá incluso oler y saborear la cocción de yucas, evidenciar la recreación del hábitat de esta población diseminada con la llegada de los españoles.