Agentes migratorios mexicanos detuvieron este miércoles a casi todos los migrantes centroamericanos que componen la cuarta caravana que ingresó recientemente al país en su intento por llegar a Estados Unidos.

El Instituto Nacional de Migración informó de la detención de 213 personas. Quienes no cuentan con la documentación adecuada enfrentan la posibilidad de ser repatriados a sus países de origen.

Los migrantes fueron detenidos sobre una carretera entre la frontera guatemalteca y la ciudad de Tapachula, en el sur de México.

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Entre los detenidos hay 186 salvadoreños, 16 guatemaltecos, 10 hondureños y un nicaragüense.

Los migrantes fueron contenidos entre jaloneos y gritos y subidos en autobuses que los trasladaron a la estación migratoria de Tapachula donde, según las autoridades, podrán solicitar refugio.

El grupo salió de El Salvador el 18 de noviembre y aparentemente cruzó el martes el río que separa a México y Guatemala.

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Las autoridades mexicanas han detenido a grupos más pequeños que se desprendieron de las primeras tres caravanas, que contaban con miles de migrantes, que ingresaron al país desde el 19 de octubre.

La primera va por Tijuana

En tanto, la gigantesca caravana migrante que ha atravesado México buscando cruzar a Estados Unidos se reagrupa gradualmente con la llegada en las últimas horas de centenares de centroamericanos a la fronteriza Tijuana, cuyo albergue estaba a su límite este miércoles con 3.500 personas.

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Durante toda la noche arribaron decenas de camiones procedentes de Mexicali (a unos 182 kilómetros) con unos 1.000 migrantes exhaustos y hambrientos que batallaron para encontrar dónde descansar y qué comer.

En el trayecto, un hondureño murió tras ser atropellado por un vehículo, que se dio a la fuga, en el segundo deceso que se registra luego de que en octubre otro migrante perdió la vida al caer de un automóvil en el sur del país.

En Tijuana, el titular de Desarrollo Social municipal, Mario Osuna, informó que hasta la mañana del miércoles 3.500 migrantes llenaban el albergue que administra la ciudad.

Afuera del sitio, cientos se remolinaban para obtener algún alimento que llevaban activistas y asociaciones religiosas. Campamentos improvisados se levantaban en la zona.

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Al hondureño Osman Bueso, de 27 años, le preocupa que "no va a alcanzar la comida", que solo hay 20 sanitarios en el albergue y que se extiende un temor sobre cómo van a cruzar a Estados Unidos.

"Andan diciendo que (el presidente estadounidense) Donald Trump anda diciendo que el que se pase por ahí lo van a matar", comenta.

Trump acusa a los migrantes de tratar de invadir Estados Unidos y ordenó el despliegue de hasta 9.000 militares en la frontera con México.

La espera para tratar de pedir refugio en Estados Unidos puede durar más de un año. Muchos tienen ya meses en Tijuana esperando ingresar.

Tijuana, el punto fronterizo más al norte de México, siempre estuvo en la mira de la caravana que ha llegado a sumar unas 7.000 personas en sus aproximadamente 4.400 kilómetros recorridos desde Honduras en poco más de un mes.

En su avance, la caravana se ha dispersado y reducido, a medida que algunos decidían pedir asilo y otros solicitaban ser repatriados. Al menos dos caravanas más recorren territorio mexicano rumbo a Estados Unidos.

En Tijuana existe una creciente hostilidad de algunos grupos y del mismo alcalde, que acusa a los migrantes de desafiar a la autoridad y de cometer algunos delitos.

Según la policía, 57 centroamericanos fueron detenidos por cometer distintas faltas, de los cuales 40 han sido deportados. (I)