Ya pasó el tiempo en el que los frentes de las casas, en la comuna Libertador Bolívar, miraban hacia el pavimento de la Ruta del Spondylus, en la provincia de Santa Elena. Y los patios traseros, en los que estaban las letrinas y los criaderos de cerdos, eran los que daban al río Atravezado y al mar.

Fueron décadas en las que los tres mil habitantes que hoy tiene esta localidad, que pertenece a la parroquia rural de Manglaralto del cantón Santa Elena, se dedicaron a la agricultura, a la crianza de animales y de larvas de camarón. Y tras el fenómeno de El Niño (1997-1998) y la epidemia de la mancha blanca, que hace 19 años (1999) diezmó a las camaroneras de la zona, retomaron las artesanías, pero siguieron dándole la espalda al mar, al río, a la naturaleza circundante.

El cambio empezó primero en la mente, indica el comunero Luis Coronado Yagual, al recordar que recién en el 2010 el pueblo aceptó ejecutar el proyecto de alcantarillado sanitario. El plan fue elaborado por la Fundación Coastman Ecuador, que donó el estudio al Municipio de Santa Elena para que se realice la obra finalmente inaugurada en octubre del 2011 a un costo de $ 1,3 millones.

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Fue una construcción en la que los mismos pobladores colaboraron. Primero con el retiro de los cerdos, mulares y burros que con sus heces contaminaban el mar y el río. Los animales fueron llevados a la zona rural de la comuna, más al interior, dice Coronado: “No podíamos tampoco decirles que dejen de hacerlo, es el sustento”.

Los comuneros ven hoy al río Atravezado como un atractivo turístico más de la comunidad. Foto: Ángel Aguirre

Hasta hace 20 años, en la entrada al pueblo desde el sur estaba el basurero principal al pie del mar y había un prostíbulo. Y solo hasta hace cinco años, a la altura donde hoy están las cabañas para degustar cocteles y comida típica estaba el segundo botadero, a cielo abierto y con maleza tan alta que era imposible ver el océano.

Hoy el mantenimiento del sistema de alcantarillado sanitario es asumido por la comuna. Cada año se crea una comisión que se encarga de la administración y de las obras que hagan falta cada vez que se presenta un inconveniente, cuenta el comunero Fabián Floreano, quien maneja la parte técnica.

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Las aguas servidas de la comunidad llegan mediante un sistema de bombeo hasta las lagunas de oxidación. “Primero a la facultativa y luego a la de maduración, en la que los sedimentos sólidos quedan al fondo y con tratamiento con bacterias que da el Municipio se da la limpieza del agua”, dice Floreano.

La idea surgió al ver lo que sucede en otras comunas, donde luego de que el Cabildo entrega la obra, los trabajos de mantenimiento demoran, lo que contamina los sitios. “Era una insalubridad, pestilencia, entonces decidimos organizarnos en una comisión. El trámite burocrático para que una cuadrilla del Municipio viniera a limpiar cuando había un colapso de las cajas domiciliarias demoraba 48 horas, ahora lo hacemos en el mismo rato”, dice.

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Fabián Floreano es uno de los que participa en el mantenimiento del sistema de alcantarillado construido por el Municipio de Santa Elena. Foto: Ángel Aguirre

Cada familia paga al mes $ 2 para el mantenimiento. Los restaurantes cancelan $ 5 y colocaron sus trampas de grasa. El cambio incluyó la reforestación con la siembra de 1.600 árboles en barrios que se repoblaron.

Entre los que retornaron al pueblo está Milton Córdova, quien dejó la artesanía para trabajar en restaurantes y hoteles de Montañita: “Aquí contamos con trece cabañas en las que ofrecemos gastronomía, bebidas, duchas, servicio de wifi, parasoles”, dice. Es su manera de vender el pueblo en el que hoy las casas miran al río y al mar.

En las partes altas hay balcones para observar las ballenas jorobadas en su paso hacia más al norte, en el Parque Nacional Machalilla. “El animal escucha la bulla del pueblo, se acerca y da su espectáculo entre julio y septiembre de cada año, luego sigue su ruta”, asegura Floreano. En el río hay pesca de camarones y chalacos y es un nuevo atractivo. Los niños se sumergen en él. El olor pestilente que tenía se esfumó.

El paisajismo es parte del plan creado para hacer de la comuna Libertador Bolívar un referente del ecoturismo en la ruta del Spondylus. Foto: Ángel Aguirre

Isabel Cando, presidente de Coastman Ecuador, habla con orgullo sobre este cambio. “Fue difícil”, admite. “En los años 2003, 2004, 2005 no existía, en la Ruta del Sol o del Spondylus, como ahora se llama, un sistema de alcantarillado sanitario sino solo en la cabecera cantonal de Santa Elena”, cuenta.

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El río, agrega, se ha autorrecuperado. “Ya no hay descargas porque se cerraron las letrinas y en tiempos de aguaje entra el Pacífico, entonces se oxigena”.

El objetivo del cambio, indica Germania Laines, quien atiende una de las trece cabañas que dan servicio en la playa, es convertir a la comuna Libertador Bolívar en un referente del turismo sin descuidar el medioambiente. “Ningún desarrollo puede darse si no existen servicios básicos, que sirvan al poblador y al turista, esto es un servicio de calidad, no uno efímero sino uno que esté bien sustentado”, señala Cando.

Las tortugas marinas llegan a poner sus huevos tras la recuperación de la playa. Foto: Ángel Aguirre

Algunos de los comuneros han construido hoteles, restaurantes y apuntan hacia un turismo que dé paz. “Eso es lo que ofrecemos, ya aparecemos en dos guías europeas y el 20% de los que llegan son extranjeros. Montañita es fiesta, farra, acá llegan las familias a disfrutar con tranquilidad”, refiere Carlos Floreano, quien tiene un hotel en la comuna.

La problemática que hoy les aqueja es que el mar está ganando terreno. “Se han perdido 25 metros de playa”, calcula Floreano. Al asumir el mantenimiento del alcantarillado, los comuneros quieren que la Municipalidad asuma las obras más grandes como el enrocado en las orillas e impedir que el océano se lleve la infraestructura lograda. “Porque el cambio de mentalidad, esa ya no la barre nada”, piensa Coronado. (I)