Este viernes en Cuenca se abrirá un espacio renovado que sobre sus cimientos tiene una gran historia. Lo que hace menos de cinco años fue una cárcel vieja, vetusta y hacinada, hoy se convirtió en un gran parque. Con una millonaria inversión pública, la antigua cárcel de varones muestra una renovada imagen, que no es reconocida ni por los exinternos.

El cambio más radical y visible se dio en el predio donde por más de 50 años funcionó la cárcel de hombres, ubicada en la calle Nicanor Merchán, al noreste de la ciudad.

Del viejo edificio, que en su última temporada acogió más de 700 internos, solo queda el recuerdo. Tras la intervención que realizó el Municipio de Cuenca se generó un gran espacio verde de 1,5 hectáreas.

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Dentro del paisaje urbano, la nueva estructura no pasa desapercibida, en especial, por una torre de 42 metros de alto colocada en una esquina del parque y que concluye como un gran mirador desde el que se ve toda la ciudad, de norte a sur y de este a oeste.

Para alguien que nunca ha estado preso, el parque de la Libertad es atractivo y funcional porque tendrá negocios de comida, un spa y un centro documental. Pero quienes cumplieron ahí una sentencia y regresan para recordar lo que vivieron, tienen otra percepción.

Juan Carlos estuvo recluido durante dos años, ya cumplió su pena y la semana pasada recorrió el parque. Reconoció que hay un aire diferente y fresco, pero al mismo tiempo percibe que aún no se ha ido el dolor. Camina al sitio que fue su última celda, en la parte baja, y ve que se convirtió en un elegante baño. Entonces levanta su mano izquierda y señala el sitio donde estaba su litera.

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Al ver el arco de ladrillos donde estaba la puerta de hierro, el ingreso principal, se le fue una lágrima al recordar que por ahí ingresaba su hermano para visitarlo.

Paúl Ortiz, coordinador de Planificación del Municipio, asegura que dentro del proceso de recuperación se rehabilitaron las paredes y pilares con los elementos arquitectónicos nativos. En donde fueron las celdas funcionarán salas de exposiciones y abajo, donde quedaba la biblioteca, estarán locales comerciales. Se prevé la colocación de barrotes o una puerta de la cárcel para que los visitantes sepan lo que hubo ahí. (I)