Al menos 2.000 migrantes salieron este miércoles de El Salvador en una segunda caravana desde el país centroamericano con rumbo a Estados Unidos, huyendo de la pobreza y la violencia, pese a las amenazas del presidente Donald Trump, de que no les permitirá la entrada.

Inspirados por las movilizaciones en Honduras, la caravana se organizó desde mediados de octubre por WhatsApp y redes sociales, y sigue los pasos de 500 salvadoreños que partieron este domingo y que ya se encuentran en territorio mexicano.

"Ya estamos a un paso de entrar a Guatemala y próximamente en México. La gente nos ha ayudado mucho, dijo Luis Vindel, un vendedor de 42 años, que caminaba con prótesis y bastón por la carretera y que dejó a su esposa y cuatro hijos en el país.

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"(Me uní a la caravana) por la necesidad de salir adelante, está difícil, pero le estoy pidiendo ayuda a Dios para salir adelante", dijo antes de abordar una camioneta. Vindel perdió una pierna en un accidente hace 20 años y se desplazaba con dificultad.

Por las calles, los migrantes cargaban a sus hijos en hombros, empujaban carriolas, llevaban pesadas mochilas y recipientes con agua, mientras automovilistas que pasaban a su lado los motivaban para avanzar hasta su destino.

La caravana era custodiada por agentes policiales, mientras que las personas que caminaban bajo el sol de la mañana ondeaban pequeñas banderas de El Salvador. El Gobierno ha exhortado a las personas a renunciar al viaje por los riesgos que implica el camino, sobre todo para los niños.

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Las caravanas de centroamericanos han enfurecido a Trump, quien anunció que desplegará miles de militares para reforzar la seguridad en su frontera con México.

La más grande salió a mediados de mes de Honduras y se mueve por el sur de México con planes de llegar en los próximos días a la capital del país, Ciudad de México. Muchos esperan quedarse en territorio mexicano pero otros van a Estados Unidos en busca de una vida mejor.

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El gobierno de México dijo este miércoles que se estimaba que la caravana -de unos 30 kilómetros entre los dos extremos- estaba conformada por entre 2.800 y 3.000 personas. Algunos organizadores llegaron a cifrarla al inicio hasta en 10.000 y Naciones Unidas, en unos 7.000.

El secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, dijo que unas 2.200 personas han pedido refugio y que unas 700 han sido repatriadas de forma voluntaria y asistida.

"Estamos ya en una circunstancia inédita en el país, no es una mera caravana (...) es un éxodo migratorio, así lo está viendo el Gobierno de México", dijo.

"Aquí estamos hablando de una crisis humanitaria, de falta de empleo, de falta de oportunidades y de utilización por intereses diversos de lo que es una población vulnerable como es la población migrante", agregó. (I)

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