Es otro mundo, sí, un planeta encapsulado en la neblina, lejos de la contaminación ambiental y el ruido de las ciudades, donde el camino es rocoso y te sostienes a través de las raíces de grandes matapalos rodeados de fernan sánchez, robles, platanillos, guayacanes, entre otras especies de árboles. En este sendero Sebastián Briones, un niño de 7 años, junto con su familia recorren pequeños riachuelos que vienen del río Minas, observan mariposas azules, hormigas gigantes y una diversidad de aves. Están en el Bosque Protector Cerro de Hayas para conocer las Siete Cascadas, un atractivo turístico de Naranjal a solo una hora y media de Guayaquil.

El bosque tiene más de 600 hectáreas de naturaleza y es muy probable, según lugareños, que su nombre signifique Lamento del Inca, porque se cree que en la cúspide del bosque que forma parte de la cordillera Molleturo hubo hace mucho tiempo un cementerio indígena, aunque hay otras leyendas que hablan de yacimientos de oro en ese sector. Actualmente pertenece a la cooperativa 23 de Noviembre, ubicada en el kilómetro 4 en la vía Naranjal-Machala y ha logrado convertirse gracias al emprendimiento de sus comuneros en un lugar turístico que atrae a extranjeros, pero en especial a turistas de Guayaquil y Cuenca por su cercanía.

Es jueves, cerca del mediodía, y la familia de Sebastián que viene del sur de Guayaquil ha emprendido el recorrido tras pagar el ingreso al bosque. El viaje fue improvisado, lo que le encantó a Sebastián, porque ese día pudo disfrutar de una aventura y ahora tiene una historia para compartir con sus compañeros en la escuela.

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Belén Aróstegui y su novio Jorge Sáenz de Viteri junto con Masiel Alvarado, Eva Fernández y los niños Paula, Sebastián y Matías caminan alrededor de 30 minutos para llegar a la primera cascada. Se detienen un momento para tomarse fotos y grabar videos. Han ido preparados, llevan zapatos cómodos y otra muda de ropa para cambiarse.

Félix Ponce de la operadora turística Destino Libre, y el guía nativo Gustavo Gutiérrez los acompañan en el sendero. La familia avanza y pasa por la segunda cascada, comienzan a tocar el agua, está templada, pero aún no se animan a bañarse. La primera en tocar el agua es Masiel Alvarado, dice que el agua está fría, pero igual se sumerge.

En los primeros puntos hay escaleras que ayudan a los turistas a avanzar hasta la tercera cascada, al ser un poco profunda, los niños descansan en las rocas y juegan con el agua, pero luego son llevados por Jorge hacia el centro de la piscina natural, pero les da un poco de miedo la caída de agua.

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Más adelante hay cuerdas y grandes rocas que han sido colocadas estratégicamente por los emprendedores moradores de la cooperativa 23 de Noviembre para agilitar el paso a los turistas, aun así puede resultar un poco difícil para los más pequeños que fueron ayudados por Jorge y el guía Gustavo.

Pasan la cuarta cascada y avanzan hasta la quinta, tiene casi cuatro metros de profundidad, y Félix, quien ha estado innumerables ocasiones en el lugar, se anima a saltar para grabarse con su cámara Gopro.

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Al llegar a la sexta cascada Jorge comparte el escenario con su enamorada Belén y recuerda que fue precisamente en una cascada cuando se le declaró hace cinco años durante un recorrido por cascadas en Bucay. “Estábamos saliendo, yo pensé las semanas y los meses anteriores cómo lo iba a hacer, entonces pensé: las cascadas en Bucay... hacía mucho frío, había neblina, lluvia, el rocío de la cascada y le dije: La vida es como la naturaleza, hay días con sol, otros de frío, y asimismo tenemos que estar juntos, y temblando Belén me respondió con un sí”.

Esta vez fue Belén quien lo sorprendió y grabó con su celular aquel recuerdo. Jorge piensa que el viaje es extraordinario y que Ecuador tiene mucho que ofrecer en turismo. Belén planea regresar con sus amigos, mientras que Sebastián dice que este es su lugar favorito en el mundo.
Aún quedaron pendientes por visitar dos cascadas porque este lugar tiene en total nueve.

Datos

  • En 1969 el Bosque tropical húmedo Cerro de Hayas, donde se encuentran las Siete Cascadas, fue declarado como Bosque Protector.
  • El 60% de aves que hay en la provincia del Guayas se encuentran en el Bosque Cerro de Hayas.
  • Tiene un promedio de 30 a 50 visitantes por día.
  • En los días de feriado aumenta a 800 turistas en un solo día.

Costo
Si decide viajar solo puede tomar un bus en la terminal terrestre de Guayaquil por $ 3 que le llevará hasta Naranjal.
En el cantón puede tomar un taxi hacia la cooperativa 23 de Noviembre.
El costo puede llegar a los $ 5.
Allí paga la entrada al Bosque Cerro de Hayas. Para adultos: $ 2. Niños hasta los 12 años: $ 1.
La operadora Destino Libre (contacto: 0939541858) ofrece un tour por $ 50 que incluye transportación (ida y vuelta), ingreso a las Siete Cascadas con acompañamiento de guía, observación de Naranjal desde el mirador El Tigre, más un almuerzo típico que puede ser trucha o seco de pato o gallina.

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Antes de llegar a Naranjal, en la vía Panamericana, a la altura del kilómetro 15 si desea desayunar hay un pequeño quiosco que vende tortillas de maíz con queso o chicharrón acompañadas de té, café o leche por $ 1.

Recomendaciones

  • No llevar perros ni otras mascotas
  • No llevar jabones
  • No llevar bebidas alcohólicas ni cigarrillos
  • No está permitido hacer fogatas
  • Prohibido el ingreso de objetos cortopunzantes
  • Cuidar de la naturaleza
  • Llevar zapatos cómodos, protector solar, repelente, una muda de ropa y toalla
  • No llevar comida preparada
  • Está permitido llevar snacks de cualquier tipo en empaques cerrados, así como bebidas en envases
  • Llevar los desperdicios en una bolsa, no arrojarlos en el bosque

Abierto de lunes a domingos de 08:00 a 15:00 (I)