Jóvenes del colectivo Humazapas de Imbabura están empeñados en recuperar lo que es la Danza de los abagos, una costumbre originaria de las comunidades kichwas de Chilcapamba y Ambi Grande, en Cotacachi, donde “estuvo a punto de extinguirse”, detalló Jesús Bonilla, miembro de esta organización, al diario La Hora.

Según Bonilla, hasta ahora se han recuperado dos de sus tres personajes principales: el abago y el ángel, que representan una lucha entre lo opuesto, que nunca se acaba. No se ha podido representar al Sacha Runa, del que se dice cubría su cuerpo con musgo, plantas o cabuya.

Esta danza se realiza en junio durante el Corpus Christi y en vísperas del Inti Raymi. Con esta conmemoración se recuerdan todos los sucesos y atropellos que han pasado los kichwas, quienes se toman el poder cuando bajan de las comunidades a bailar y demostrar su fuerza y poderío, dijo Bonilla.

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La Danza de los abagos, cuyo nombre original es Atzillis (dioses), es una representación simbólica, sarcástica y cómica de la historia de los kichwas y lo que en la actualidad pasa en las comunidades. “El baile es una demostración de lo que el indígena sufrió y sufre”, añadió.

Con la danza, estos personajes, considerados espíritus o yachags, recuerdan los ciclos agrícolas del fréjol y del maíz, alimentos importantes para los kichwas. El baile se compone de trece pasos, ejecutados al son de los trece tonos musicales que toca el pingullero. También está representado en las trece bolas del bastón que lleva el abago. Todo se relaciona con los trece meses o killas que tiene el año kichwa.

El abago aparece con el rostro tapado con una máscara blanca que tiene una cruz en la frente y pintadas las mejillas de rosado, que representa la imposición de la religión y nuevas costumbres. En la cabeza lleva una peluca con larga trenza que antes la realizaban con el pelo del rabo de ganado y ahora lo hacen con cabuya.

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Viste camisa blanca, chaqueta y pantalón negro, que usan los mestizos, como una forma sarcástica de representar al patrón, que, antes, era la autoridad en la hacienda.

En el atuendo, los collares, confeccionados con churos, porotos, pepas de San Pedro y otras, traídas de la Amazonía, representan la sabiduría de los yachags. Entonces el abago no solo es danzante, sino también un conocedor, un sabio.

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En tanto que el ángel, que tiene alas, viste blusa de mujer, una falda rosada, lleva la cara pintada de blanco con la cruz en la frente y mejillas rojas, y empuña un machete. (I)