Los brasileños celebran hoy la primera vuelta de una elección presidencial que puede poner al frente de la mayor economía latinoamericana al ultraderechista Jair Bolsonaro, entre un total de once candidatos.

Los sondeos prevén una segunda vuelta el 28 de octubre entre el diputado Bolsonaro y el exalcalde de Sao Paulo Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT, de izquierda), quien sustituye al popular expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (encarcelado).

Quien resulte electo sucederá a Michel Temer, el más impopular de los mandatarios desde la restauración de la democracia en 1985, y tendrá por misión recomponer la credibilidad del Estado después de años de crisis económica, violencia endémica y escándalos de corrupción, que tienen a la sociedad dividida.

Publicidad

Algunos analistas estiman que Bolsonaro podría ganar en primera vuelta, en caso de que sectores de clase media decidan emitir un voto útil para evitar el regreso de la izquierda. La clase empresarial de Brasil –la mayor economía de la región– está alentándolo silenciosamente. Su elección de un respetado banquero educado en la Universidad de Chicago, Paulo Guedes, como asesor económico, es suficiente para muchos inversionistas y empresarios. Lo ven como el menos malo.

Los electores “acabarán votando mucho más por miedo o rabia que por convicción. Entreveo entonces una segunda vuelta mucho más radical, con riesgo incluso de violencia”, afirma Geraldo Monteiro, politólogo de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.

La recuperación de la economía, después de dos años de recesión (2015 y 2016) y otros dos de débil crecimiento, pesan. El desempleo alcanza a 13 millones de brasileños, tres veces más que las elecciones pasadas, según El País.

Publicidad

El hecho de que Bolsonaro, católico casado con una evangélica, sea un opositor tajante y grosero al matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto ha cautivado a la población evangélica y un sector de los católicos. Llegó a decir que prefería que un hijo suyo muriera a que sea homosexual.

Otro punto clave de la elección es poner fin a la escalada de violencia que cada año deja más de 60.000 muertos.

Publicidad

En 2017 la tasa nacional de homicidios fue de 30,8% por 100.000 habitantes. La mayoría de las víctimas son hombres jóvenes, de zonas periféricas y afrobrasileños, según BBC.

La seguridad, junto a la salud, la educación y la vivienda –sectores con magros presupuestos– figuran entre las mayores preocupaciones de los electores, que hoy no solo votarán por un nuevo presidente, sino también por todos los cargos de elección popular del país. (I)