Experiencia mínima de un año o edad tope de 35 años son algunas de las exigencias para los puestos laborales que garantizan al menos el pago de un salario mínimo ($ 386). Es la realidad palpada por Albo Perdomo, de 23 años de edad, y Sandra Grijalva, de 55.

El primero renunció a su último trabajo hace casi un año, en octubre pasado, para no entorpecer sus estudios de Ingeniería Ambiental en la Universidad Agraria, ubicada en el sur de Guayaquil. Tras egresar hace dos meses retomó la búsqueda de empleo: “El único requisito que no cumplo es el de la experiencia”, cuenta.

A Sandra, quien ha acumulado 20 años de experiencia como enfermera profesional, le indican que no hay vacantes para su edad en los hospitales. “Se necesita palanca”, dice.

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El actual régimen prometió durante la campaña presidencial “no menos de 250.000 empleos al año”, según dijo el presidente de la República, Lenín Moreno, cuando era candidato el 21 de diciembre de 2016 en una visita a Tena, en Napo.

El programa de gobierno del régimen indica que la “causa más urgente es la generación de empleo pleno” definido por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) como las personas en edad de trabajar, es decir, que tienen más de 15 años y que ganan igual o más del sueldo mínimo.

En junio de este año, la última cifra disponible del INEC, un total de 7’648.773 de la Población Económicamente Activa (PEA, que incluye a los mayores de 15 años que tienen trabajo o que lo buscan) tenían empleo. En junio del 2017, un año antes, 132.787 personas más estaban empleadas.

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Sin embargo, el número de desempleados en ese mismo periodo pasó de 366.004 a 330.097, es decir, 35.907 menos. Si bien la tasa de desempleo bajó, no se cumplió con la meta de los 250.000 empleos en el primer año de gobierno de Moreno, que tomó el poder en mayo del 2017. Incluso se han perdido 161.689 empleos plenos.

La PEA también se redujo, es decir, 168.694 dejaron de buscar trabajo en un año. Un análisis de la Cámara de Comercio de Guayaquil indica que “esta disminución se observa principalmente en jóvenes entre 25 y 34 años con una contracción del 9%. A menudo la PEA cae por el desánimo de quienes no encuentran empleo”.

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Hay firmas que por su naturaleza contratan a los jóvenes como los call center. Es el caso de Sí Cobra. El 10% de su planta laboral tiene entre 18 y 24 años. “Son unos 90 chicos... Al final enseñar la técnica es la parte fácil... La curva de aprendizaje de ellos es de 25 a 30 días y los más adultos sí necesitan de tres a cuatro meses”, señala Víctor Maldonado, consultor de Recursos Humanos de la firma.

Unos 40 de los contratados entraron a través del plan 'Empleo Juvenil', en el que el Gobierno cubre el aporte a la seguridad social que debe pagar el empleador hasta por dos salarios básicos unificados, durante un año, siempre que el trabajador tenga estabilidad al menos doce meses. El sueldo es proporcional al tiempo trabajado.

“El 90% de los que salen de una empresa se los despide por las habilidades blandas (rasgos de personalidad como la honestidad)”, dice Maldonado.

Los call center contratan a los jóvenes recién graduados de bachiller como el caso de la empresa Sí Cobra, que recupera la cartera de las deudas. Foto: Ángel Aguirre.

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El 28% de los desempleados en junio pasado tenía estudios de tercer nivel, según el INEC. Y el 39% de las personas sin trabajo tenía entre 15 y 24 años.

En ese grupo está Carolay Cevallos, de 23 años, quien como pasante recibió un pago mensual de $ 128, un tercio del salario básico. Es el monto mínimo que permite la Ley Orgánica para la Promoción del Trabajo Juvenil, vigente desde marzo del 2016. Su caso es parte del plan 'Mi Primer Empleo', en el que el Gobierno central devuelve a la empresa el 100% del tercio del salario básico vigente y el aporte al IESS, durante seis meses, si el pasante es contratado al séptimo mes y tiene una permanencia mínima en la empresa de un año. El límite de edad para esa modalidad es de 18 a 29 años.

El objetivo, según el ministro del Trabajo, Raúl Ledesma, es que se contraten 25.000 en los próximos tres años, pero cada trimestre hay unos 300 mil desempleados. “En el sector público solo va dirigido a áreas estratégicas, nunca más tendremos pasantes sacando copias o pasando café, pero la mayoría 23.500 personas mas o menos van al sector privado”.

Para Pablo Arosemena, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, el problema del desempleo no se soluciona con medidas puntuales. “La fiebre del desempleo y del empleo no adecuado no se cura con paños tibios ni dando subsidios para contratar”, asevera.

Alberto Pulido, de 23 años, esperó egresar de su carrera y con la ayuda de su tío entró como practicante a una constructora. Hace semanas lo contrataron con un sueldo de $ 440. “Tengo amigos que hicieron prácticas en el sector público, haciendo cosas de oficina, y no lograron quedarse”, dice.

Hay empresas que sí contratan a jóvenes sin experiencia como la operadora Telefónica Movistar, que aplica el programa Talentum. “Ellos vienen con una visión diferente ahora con las tendencias digitales. El 30% de los empleados tiene menos de 30 años en Telefónica”, dice Daniela Arguello, jefa de Desarrollo Organizacional de la multinacional.

La clave ante la ley vigente que incluye un periodo de prueba de tres meses para tener un contrato a tiempo indefinido está en realizar un buen proceso de selección en el que se valide las competencias, agrega. Y cuando ya se incorpora al empleado, hacer un seguimiento en los tres meses para que el colaborador tenga claridad en lo que debe mejorar. “Es un periodo corto, pero sí nos da una visión de esa persona”, dice.

Entre los jóvenes que trabajan en Movistar está Michelle Pérez, quien ingresó cuando tenía 23 años. Recién había terminado sus estudios universitarios en marketing. “Son tus capacidades y tus ganas las que están compitiendo, porque (en Talentum) no te evalúan en qué has trabajado”, afirma. (I)