El Grupo de Lima rechazó cualquier tipo de intervención militar o violenta en Venezuela.

El conjunto de 11 países latinoamericanos expresó en un comunicado “su preocupación y rechazo ante cualquier curso de acción o declaración que implique una intervención militar o el ejercicio de la violencia, la amenaza o el uso de la fuerza en Venezuela”.

El texto está firmado por los gobiernos de Argentina, Brasil, Costa Rica, Chile, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía.

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La reacción fue emitida días después de que el secretario general de la OEA Luis Almagro amenazara con el uso de fuerza militar para restablecer la democracia y aliviar la crisis humanitaria que vive Venezuela.

Ecuador contrario a la fuerza

En un comunicado, el gobierno de Ecuador se unió la noche de este domingo al pronunciamiento del Grupo de Lima y reiteró que solo una salida pacífica y democrática podrá resolver con legitimidad y de forma duradera la crisis venezolana. Por ello, Ecuador rechaza cualquier pronunciamiento que avale el uso de la fuerza por ser contraria a los principios del derecho internacional.

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"La comunidad internacional debe apoyar la organización de un verdadero diálogo democrático con veeduría internacional en Venezuela", expresa.

Finalmente, la cancillería de Ecuador menciona la Doctrina Roldós, al asegurar que velar por la solución pacífica de la crisis y por la repercusión de esta en los derechos humanos de los venezolanos no constituye una interferencia en los asuntos internos al amparo de la Carta de Conducta de Riobamba de 1980.

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El Grupo de Lima reafirmó su compromiso a lograr ese objetivo “a través de una salida pacífica y negociada”, instando a Venezuela a poner fin a las violaciones a los derechos humanos, liberar a los presos políticos, respetar la autonomía de los poderes del Estado y asumir su responsabilidad por la grave crisis que vive.

De acuerdo con las Naciones Unidas, más de 2,3 millones de venezolanos han salido de su país en los últimos años. Cada vez con más frecuencia parten sin dinero y viajan en recorridos peligrosos a pie a través de países sudamericanos como Colombia, Ecuador y Perú. (I)