La denominada edición genética, con la que se puede, por ejemplo, suprimir o reemplazar la función de un gen de una planta para generar una mutación que elimine o sume algún efecto en sus frutos, es parte de las nuevas técnicas de fitomejoramiento que ya se desarrollan en países como Estados Unidos.

Wayne Parrott, investigador de la Universidad de Georgia en EE.UU., fue uno de los disertantes del taller sobre estas nuevas metodologías que organizó el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), este mes, en Guayaquil. En el evento se mostraron ejemplos como el de una planta de soya que es tolerante a un herbicida.

Esta edición genética no debería considerarse como transgénico o un organismo genéticamente modificado (OGM), dice Parrott, porque no se ha incluido un gen adicional de otro ser vivo, pero hay quienes creen que sí lo son porque se ha dado una manipulación inducida en el laboratorio.

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Así, el Tribunal Europeo de Justicia decidió, el 25 de julio pasado, que los organismos modificados con esta nueva técnica deben ser considerados transgénicos y, por tanto, están sujetos a la normativa que limita su cultivo dentro de la Unión Europea (UE).

Parrott argumenta que “los cambios al ADN (que contiene las instrucciones genéticas usadas en el funcionamiento de los organismos vivos) son muy comunes en la naturaleza y hasta la fecha no se ha podido identificar ni un solo riesgo a la inocuidad alimentaria que haya venido por estos cambios”.

Para él, lo transgénico se define, por ejemplo, si el gen de un animal se incluye en el esquema de una planta.

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El Iniap aplica las técnicas tradicionales de fitomejoramiento, que consisten en recolectar las especies ecuatorianas y desarrollar variedades en función de la mutación natural de estas. “Por ejemplo, identificamos una planta de mora que había mutado sin espinas, entonces se la llevó al laboratorio y se encontró la estabilidad de la planta hasta liberar una variedad”, dice Juan Domínguez, director del organismo.

El Iniap ha liberado 274 variedades de semillas, 84 durante el siglo actual. “En ninguna se han aplicado estas nuevas técnicas que ya se aplican en el mundo y que en algunos países son más polémicas que en otros”, dice Domínguez en referencia a EE.UU. y Europa. (I)