Con comida ancestral y juegos tradicionales, la comunidad de montuvios de Santo Domingo de los Tsáchilas celebró sus dos años de estar constituida. El festejo se realizó el fin de semana con el propósito de fortalecer su identidad como pueblo y de demostrar sus costumbres en esa provincia.

Hace dos años varias familias montuvias que residen en la comunidad Vecindad Unida, en el recinto Santa Cecilia de la parroquia Puerto Limón, decidieron organizarse para empezar a ser visibles y rescatar sus costumbres y tradiciones.

Así empezaron a participar en eventos interculturales de Santo Domingo con entidades públicas y poco a poco han logrado ser reconocidos.

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“Mucha gente en Santo Domingo desconoce que también hay un pueblo montuvio”, indicó Aracely Vera, miembro de Vecindad Unida.

Para el aniversario se convocaron todas la familias que comprenden la comunidad y también se invitó a moradores de Puerto Limón y de Santo Domingo.

Entre los juegos que realizaron estuvo el corte de leña con hacha. Montuvios que llegaron de otros sectores de la provincia, como La Concordia, participaron y recordaron que esta actividad se realiza aún con frecuencia en varias fincas.

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Armando Zavala, oriundo de Mocache (Los Ríos), que ganó el concurso y que trabaja en una hacienda de Santo Domingo, sostuvo que partir leña manualmente es parte del proceso de preparar comida en las cocinas de tierra que utilizan ollas de barro. “En mi niñez yo veía cómo los mayores hacían esto, yo soy orgulloso de ser montuvio y quisiera que mis hijos conozcan estas tradiciones”, dijo.

El palo ensebado, el juego de vóley con saquillos y el rodeo fueron otras de las actividades que realizaron. En cada juego participaban los invitados y los miembros de la comuna.

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La comida ancestral también tuvo espacio en el festejo. El seco de gallina aliñado con orégano de monte con arroz cocido en ollas de barro fue uno de los platos que se degustaron. Las preparaciones se sirvieron en recipientes de barro y con cucharas de mate.

En el rodeo montuvio participó Julio Vera, que llegó con sus compañeros desde otra hacienda de Santo Domingo, donde laboran como vaqueros. Los jinetes demostraron sus destrezas con los caballos “chúcaros”, a los que controlan con su peso y la presión que ejercen en el tórax del animal. (I)