Verónica Cadena, 32 años, es una comunicadora social que luego de estar un año y medio desempleada, trabaja en el restaurante de su hermano: hace publicidad, atiende y hasta cocina, aunque esa última tarea no es ‘su fuerte’. Ella, como muchos ecuatorianos, migró en los últimos años del empleo “pleno” (con salario igual o mayor al básico y con 40 o más horas de trabajo) al “inadecuado”, en el cual no tiene salario básico y trabaja menos horas.

Hace dos años era empleada pública en la Asamblea, pero tras divergencias políticas a lo interno de una bancada, ella y siete compañeros salieron. Buscó trabajo en una consultora privada que tenía contratos con el sector público, pero por falta de liquidez del Gobierno, al poco tiempo cerró. Ella no pierde la fe de hallar trabajo, aunque reconoce que el empleo en el sector privado está cada vez más cerrado y en el público ya no habrá contrataciones.

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Según datos del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), el empleo inadecuado –que está en 56,4% de la Población Económicamente Activa (PEA)– se divide en subempleo (trabaja menos de 40 horas a la semana, no gana el básico y desea trabajar más); otro empleo no pleno (menos de 40 horas, no gana el básico ni desea trabajar más); y el no remunerado. Este empleo inadecuado creció 15 puntos desde junio del 2014, cuando estaba en 41,3%. En cambio, el empleo pleno llega apenas al 38,9% cuando en 2014 llegó a 48,8%.

En otro punto de la ciudad, Agustina Hurtado, 60 años, recorre desde temprano el centro norte de la ciudad con sus tortillas de yuca o verde que sazona con sabor riobambeño. Casi siempre otros vendedores informales le compran.

Trabaja hasta las 10:00 y luego regresa para cuidar a su madre enferma. Ella no tiene deseos de trabajar más. Es parte de lo que el INEC clasifica como “otro empleo no pleno”.

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Las últimas cifras del INEC parecen contradecirse con la meta oficial de crear 250.000 empleos en un año.

La publicación de las cifras, si bien es una obligación del INEC, generó hace pocos días una polémica que incluso habría dado pie a una posible salida del director Reinaldo Cervantes de su cargo. Aunque esto no fue ni confirmado ni negado por los órganos oficiales.

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Cervantes ratificó hace días los datos del empleo pleno y desempleo cayeron en este año, pero dijo que no fueron estadísticamente significativas.

En el “Otro empleo no pleno” sí hubo un crecimiento significativo. En esa categoría hay personas que trabajan menos de 20 horas (14,6%) y que no desean trabajar más. La razón de mayor peso es que deben cuidar a alguien más. Hay otros dos grupos, uno que trabaja menos de 40 horas y otro que tiene más de 40 horas, pero en ninguno de los dos casos esto le representa ventaja alguna.

Las cifras, según el viceministro de Economía, Santiago Caviedes, se explican porque el régimen anterior creó empleo desde el gasto público, que se derrumbó cuando cayó el crudo. La tarea del Gobierno actual es crear empleo sostenible desde el sector privado.

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Sin embargo, para Pablo Zambrano, presidente de la Cámara de Industrias, los empresarios esperan que a más de la Ley de Fomento Productivo, que está aún en trámite en la Asamblea, se piense en políticas que dinamicen la contratación, nuevas formas más flexibles y acordes con los nuevos tiempos: “los jóvenes, son dinámicos, no quieren un trabajo para estar 20 años”. Se pregunta si no será preferible trabajar unas horas, a no tener ningún ingreso. (I)

Reporte oficial
Cifras del INEC

Informales
El empleo informal, quienes tienen un empleo pero en entidades sin Registro Único de Contribuyentes, creció de 3’499.899 en junio del 2017 a 3’629.714 en junio del 2018.

Seguro
Entre junio de 2017 y junio de 2018, 50.000 personas se quedaron sin seguro social.