Hace diez meses que Lauro Alejandro Sigcha dejó de existir. No es que haya fallecido, sino que él decidió cambiar su segundo nombre o, como dice, “descolonizarlo”. Desde el pasado 12 de octubre tiene otra identidad: en su cédula consta como Lauro Arariwa, término de origen quichua que significa ‘guardián de huertos’.

Escogió Arariwa porque se identifica con la agricultura y productos agroecológicos, y es que a esas actividades quiere dedicarse el resto de su vida. “Alejandro es un nombre europeo y no tiene nada que ver con mi modo de vida”, cuenta este hombre de 54 años. Solo se cambió el segundo, pues sabía las complicaciones legales que vendrían, por los trámites para cambiar sus documentos y de sus allegados, eso incluye partidas de nacimiento, cédulas...

Pero le sacó provecho a su nueva identidad y tiene todo listo para presentar su línea de productos Arariwa. Aunque ya ha participado en ferias locales, piensa en grande y tiene el concepto gráfico que usará. La etiqueta tiene como elemento central a una vaca y detrás una zanahoria, un maíz y un tomate riñón. Su eslogan: ‘Productos arariwa, llenos de vida’.

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Cristian Ramiro Pugo dejó de utilizar Ramiro y lo cambió por Churinti, una contracción de los términos Inti y Churi que significan ‘hijo del sol’.

En el lenguaje lo correcto hubiera sido ponerse Inti Churi, pero no lo hizo porque habría tenido tres nombres y eso lo impide la Ley del Servicio Nacional de Gestión de la Identidad y Datos Civiles. Además, porque esa contracción de términos concordaba mejor sin dejar su significado.

Está contento con su nuevo nombre porque aunque se identifica como mestizo, tiene claro que sus raíces son indígenas. Por sus estudios en antropología conoce que sus antepasados adoraban al sol, por tributo a un elemento universal y no a un dios como se suele creer. “El sol es todo, es vida y sin él no existiéramos”.

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Como abogado asegura que enfrentó dificultades: como Cristian Ramiro tenía algunos poderes judiciales entregados por sus clientes, y al pasar a ser Cristian Churinti se anularon. Han pasado diez meses desde ese cambio y aún no completa todo el papeleo para ejercer sin problemas su profesión.

El cambio también lo hizo para ‘descolonizarse’. Hace ocho años registró a su hija con el nombre Killary, que significa rayo de luna.

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Antes que Arariwa y Churinti ese paso lo dio el dirigente de la Ecuarunari, a quien sus padres llamaron Carlos Ranulfo Pérez Guartambel. Ahora él es Yaku Sacha Pérez Guartambel. Su vinculación con la defensa del agua dice que lo llevó a adoptar esos nombres que significan ‘agua del monte’.

Ya no firma con una rúbrica lineal, ahora dibuja una especie de caracol. Para él no es un tema de moda, sino de convicción.

Todos coinciden en que al principio sus allegados no les tomaban en serio el nombre y hasta se burlaban, pero que al explicar qué significaba cada palabra generaron curiosidad por conocer más la cultura.

En el Registro Civil del Azuay no hay datos estadísticos sobre el cambio de nombres.

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Pero Manuel Buñay, conocedor de la cultura cañari y funcionario del sistema de educación intercultural bilingüe distrito Cañar, dice que se ha vuelto una tendencia para afianzar su identidad.

No usa el término ‘descolonizar’, “creer eso es pensar que aún vivimos en una colonia”, sino ‘identificarse’, pues lo que hace una persona con un nuevo nombre es reconocerse como descendiente de una cultura. Pero no ve necesario o imprescindible cambiarse el nombre, especialmente cuando no tiene un significado afín a la cosmovisión del pueblo indígena.

Asegura que por la influencia del catolicismo muchos fueron bautizados con los nombres vinculados a la Sagrada Familia: José o María, y tras décadas de lucha se ha tomado conciencia de la importancia de reafirmar la identidad. (I)

Cambio legal
La Ley del Servicio Nacional de Gestión de la Identidad y Datos Civiles, aprobada en el 2015, introdujo varios cambios, como el de nombres. El artículo 78 indica: “Toda persona desde los 18 años de edad, por una sola vez, podrá cambiar sus nombres propios, alterar el orden de los mismos, suprimir uno cuando conste con más de dos o aumentar uno cuando tenga solo uno”. (I)