El exdirector de campaña del presidente Donald Trump, Paul Manafort, fue encarcelado este viernes después que una jueza federal le revocó el arresto domiciliario por acusaciones de manipulación de testigos en la investigación del fiscal especial Robert Mueller.

La orden de la jueza de distrito Amy Berman Jackson se suma a la intensa presión que pesa sobre el exprincipal colaborador de campaña de Trump a causa de la pesquisa de Mueller sobre la intromisión rusa en la campaña electoral de 2016 y la posible coordinación con colaboradores de Trump.

Manafort, de 69 años, ha perdido la relativa libertad que disfrutaba mientras se preparaba para dos juicios penales, y enfrenta la posibilidad de pasar el resto de sus días en prisión si es enjuiciado y declarado culpable. Sin embargo, se desconoce si la medida orillará a Manafort a cooperar con los fiscales.

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Manafort fue testigo de diversos episodios cruciales investigados por el equipo de Mueller. Sin embargo, no ha mostrado disposición a contribuir con los investigadores, al contrario, sostiene su inocencia en forma enérgica y critica su enjuiciamiento, al que califica de ilegítimo. Los fiscales tampoco han dado indicios de si buscarán negociar un acuerdo con Manafort o si consideran su testimonio esencial para la pesquisa dada la cantidad de pruebas -y la cooperación de otros involucrados- que han reunido en el último año.

Nadie en la campaña, incluso Manafort, está acusado de un delito directamente relacionado con los intentos de Rusia de influir en los comicios.

El viernes, Trump censuró la decisión de Jackson, aun cuando intentó distanciarse de Manafort cuando afirmó que el ex jefe de campaña había trabajado para otros republicanos prominentes y para su campaña solo “49 días ¿más o menos? Un periodo muy corto”. De hecho, Manafort trabajó casi cinco meses en la campaña.

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Trump dijo en un tuit con sarcasmo que “no sabía que Manafort fuera jefe de la mafia” y preguntó: “¿Qué hay de Comey, la pilla Hillary y todos los demás? ¡Muy injusto!”. El presidente se refirió incorrectamente a la detención de Manafort previa al juicio como una “sentencia severa”. Manafort no está declarado culpable de crimen alguno ni sentenciado.

Al emitir su fallo, Jackson dijo que tuvo problemas para decidir el encarcelamiento de Manafort mientras encara juicio y había considerado alternativas. (I)