(Actualizado a las 21:45)

Las medidas cautelares impuestas por la Arquidiócesis de Cuenca al sacerdote César Cordero, en las que le dispone no oficiar misa ante más de una persona, guardar silencio y obedecer los mandatos de la Iglesia, son tomadas con cautela por los familiares de las presuntas víctimas.

Ellos piden celeridad en el juicio de la congregación para la doctrina de la fe, que se le seguirá por abuso sexual a niños, en especial por la avanzada edad del imputado y un deteriorado estado de salud.

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María Palacios, familiar de una de las supuestas víctimas, asegura que las medidas son un paso importante, pero que no descansarán hasta que se determine su culpabilidad y se le retiren los votos sacerdotales.

Su esperanza se basa en el informe emitido por Jaime Ortiz de Lazcano, vicario judicial de Santiago de Chile, en donde concluye que las versiones recogidas de los involucrados son “verosímiles”.

En el documento emitido el miércoles, la iglesia de Cuenca pide perdón a las víctimas afectadas por estos escándalos, pero Palacios asegura que ese sentimiento vendrá con el tiempo y dependiendo de la resolución final del juicio a César Cordero. “No es fácil perdonar ante unas vidas que se destruyeron”.

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Las medidas cautelares aplicadas a Cordero se utilizan porque se determinó que “hubo verdad en los hechos”. Esa es la lectura de Joffre Astudillo, vocero de la Arquidiócesis de Cuenca, quien asegura que apenas conoció el documento visitó al acusado para que lo firme y se acoja a las disposiciones.

La fecha para el juicio no está definida, pero lo que sí se conoce es que se desarrollará en Cuenca y de manera privada. El presidente del tribunal eclesiástico local sería el juez, estará un notario de la Arquidiócesis y las partes involucradas.

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El primer caso que salió a la luz pública fue el de Jorge Palacios, ciudadano que aseguró haber sido abusado por César Cordero cuando era un niño. Hace diez años contó esto a sus familiares y juntos notificaron por escrito al entonces arzobispo de Cuenca, Luis Cabrera. Según los familiares, nunca tuvieron una respuesta y seguimiento al caso.

Pero en la memoria de los cuencanos aún hay recuerdos alrededor de escándalos cometidos por los sacerdotes y que dividieron a los fieles.

Uno ocurrió hace más de 10 años en una parroquia urbana donde un sacerdote mantuvo una relación con una feligrés y producto de aquella nació una bebé. Al poco tiempo, el religioso fue trasladado a Quito y hasta hace un par de meses servía en un cantón azuayo.

Pedro Soto fue el sacerdote titular de esa parroquia y recuerda que fue una situación “muy lamentable” y que luego de trasladarlo se le siguió un juicio interno.

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El enviarlo a otra Diócesis para Soto no significaba que se ocultaba el caso, porque fue públicamente conocido. De ahí que las opciones eran “extinguirlo o juzgarlo con misericordia”. Tras este suceso, Soto dice que tomó precauciones para que el hecho no se repitiera.

Ese cura no está en servicio activo, sino con un permiso conocido en términos eclesiásticos como la dispensa.

Aunque romper el celibato es considerado una falta grave, para Joffre Astudillo no habría incompatibilidad cuando un sacerdote reconoce que tuvo un desliz y tiene un hijo. “Una cosa es un pecado y otra un delito”, concluye el religioso.

En lo que va del año un sacerdote ha sido sentenciado por abuso sexual a un niño. El hecho ocurrió en el domicilio del menor y por eso le impusieron 13 años de cárcel.

Proceso canónico de la Iglesia ante denuncias

En la Iglesia el proceso canónico consta de 4 pasos: 1. La denuncia; 2. La investigación previa; 3. El Juicio de la Congregación para la doctrina de la fe, y 4. El decreto del Obispo:

a) La denuncia
Si la víctima es aún menor de edad, la denuncia realizan sus padres o representantes legales; en cambio, si la víctima, que ha sido abusada de menor de edad, cuando denuncia es ya mayor de edad, la hace personalmente y de una manera juramentada o también a través de un abogado canónico (sacerdote).

b) Investigación previa
Una vez presentada la denuncia juramentada ante el Tribunal eclesiástico, el Obispo nombra un perito para que investigue el caso y emita un juicio si hay o no materia para el proceso judicial penal canónico.

c) Juicio de la Congregación para la Doctrina de la fe
El expediente se remite a esta Congregación, donde se decide si es un caso que se resuelve por la vía a administrativa o judicial.

d) Decreto del Obispo
El Obispo del lugar emite el decreto de acuerdo con las instrucciones de la Congregación para la doctrina de la fe, que puede ser desde la aplicación de penas severas hasta la expulsión o dimisión de la persona acusada.

 

Monseñor Cabrera da razones por no haber iniciado juicio

El exarzobispo de Cuenca y hoy arzobispo de Guayaquil, Luis Cabrera, reconoció que hubo un contacto con María Palacios, familiar de una de las víctimas de presunto abuso sexual por parte del sacerdote César Cordero. Dijo que ella le presentó un oficio, pero que no prosperó porque quien debía presentar la denuncia ante el Tribunal eclesiástico de Cuenca era el afectado, “lo que nunca sucedió”.

El proceso legal determina que si la víctima es menor de edad, la denuncia la realizan sus padres o representantes legales; en cambio, si la víctima ha sido abusada cuando era menor de edad, y que si al denunciar es ya mayor de edad, la hace personalmente y de una manera juramentada, o también a través de un abogado canónico (sacerdote), señaló Cabrera, por vía telefónica.

Sobre la denuncia de María Palacios, “ahí quedó, seguramente debe estar entre los archivos”, aseguró.

“En este caso concreto, no hubo la acusación formal ante el Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de Cuenca por parte de la víctima. Por consiguiente, no se me puede acusar de encubrimiento ni tampoco de negligencia”, mencionó el exarzobispo Cabrera. (I)