Un día después de la jornada de elecciones presidenciales en Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro enfrentaba una ola de condena internacional, advertencias de aislamientos, sanciones y las primeras medidas tomadas por países por los cuestionados comicios en los que el mandatario resultó reelecto con el 68 %, pero también con el récord histórico de abstención (52 %).

Países de la Unión Europea, del Grupo de Lima, del G-20 desconocieron la reelección de Maduro, por considerar que el proceso electoral no fue justo y transparente.

“No nos importa lo que opinen estos” países, indicó el gobierno de Maduro, que recibió la felicitación de Rusia, Bolivia, Cuba y Nicaragua.

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El Grupo de Lima (Canadá y trece países latinoamericanos) llamó a consultas a sus embajadores en Caracas, acordó “reducir el nivel de las relaciones diplomáticas” y actuar para bloquear fondos internacionales a Venezuela.

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El presidente de EE.UU., Donald Trump, que calificó la votación de farsa, firmó un decreto que endurece las sanciones financieras a Venezuela, dificultando a Caracas vender activos estatales.

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“Pedimos al régimen de Maduro que restablezca la democracia, llame a elecciones libres y justas, libere a todos los presos políticos de forma inmediata e incondicional, y ponga fin a la represión y privación del pueblo venezolano”, sostuvo Trump en un comunicado.

“La condena de la comunidad internacional es clara y rotunda”, dijo Boris Johnson, secretario de Asuntos Exteriores de Reino Unido.

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“Los escenarios están cantados: tensión política, radicalización, represión, desconocimiento internacional masivo, agudización de las sanciones y clímax de la crisis económica”, dijo el analista Luis León.

Luego del triunfo, Maduro convocó a un “diálogo nacional”, pero la coalición opositora anunció previamente que aumentará la presión por unas “verdaderas elecciones”.

Aunque la oposición está profundamente dividida.

Según el politólogo Luis Salamanca, el gran desafío de la oposición es reunificarse en torno a “una estrategia” que presione por cambios tras casi dos décadas de chavismo.

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León apunta que del lado del Gobierno la ‘implosión’ representa el “mayor riesgo” de Maduro, si cada vez más funcionarios se sienten acorralados por las sanciones internacionales.

Casi todo el círculo del gobernante está sancionado por la UE y Washington.

Maduro cuenta con la cúpula de la Fuerza Armada, pero “la crisis es tan severa que puede provocar o una fricción dentro de la alianza cívico-militar gobernante o una ruptura social de mayor escala”, advirtió Crisis Group.

El analista Benigno Alarcón considera que, cercado, el Gobierno podría radicalizar su sistema político; en tanto que Diego Moya-Ocampos, del IHS Markit (Londres), no descarta nuevas protestas que lleven al Gobierno a recurrir a la ‘represión’.

“Me dedicaré por entero a la recuperación de la economía”, prometió Maduro, al proclamar su victoria.

Maduro confía en China y Rusia, pero un “gobierno, considerado ilegítimo, no tendrá capacidad de maniobra ni en finanzas internacionales ni en diplomacia”, advirtió el analista Andrés Cañizález.

El pueblo se pronunció, y les pedimos (...), nacionales e internacionales que respeten los resultados, que respeten al pueblo que decidió y decidió en paz.Tibisay Lucena, Pdta. Consejo Nacional Electoral Venezuela

(I)