Sobre el pequeño ataúd donde reposaba ayer el cuerpo de Britany, sus padres colocaron –a modo de protesta– el uniforme del colegio donde cursaba desde hace menos de un mes el octavo año.

Ellos quieren aclarar la prematura muerte de su hija, de 11 años. Ella falleció la noche del domingo en el hospital Francisco de Ycaza Bustamante supuestamente por un derrame que sufrió tras una golpiza que le habrían dado cinco compañeros de clases, el viernes, en un colegio del sur de Guayaquil.

Patricia y Pablo, los abuelos de Britany, dijeron que la niña les contó que sus compañeros la habrían amarrado de manos y pies, le pusieron una toalla en la boca y una soga en el cuello.

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Cuando estaba inmovilizada le comenzaron a pegar en la cabeza, dijeron los abuelos.

La familia de la menor explicó que el sábado la llevaron a un centro médico porque se quejó de dolor de cabeza, le mandaron pastillas, pero debió regresar por el intenso dolor.

Cuando fue por segunda vez, Britany habría vomitado y perdido el conocimiento. Ahí la trasladaron en una ambulancia hasta el hospital infantil, donde fue entubada y permaneció en estado de coma hasta que murió el domingo, a las 21:00.

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Tyron Morán, padre de la niña, denunció el hecho en la Fiscalía con la figura de homicidio culposo y así se investiga, según el fiscal Wilson Álvarez, quien agregó que al tratarse de menores de edad se aplicarían los artículos 330 y 331 de la ley, que implicarían un aislamiento (no cárcel) de hasta 4 años.

Morán aseguró que en el colegio el rector le habría dicho que todo se trató de un juego entre los adolescentes.

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Según el examen médico legal, la causa de muerte fue un derrame cerebral, los padres quieren respuestas y la subsecretaria de Educación, Érika Lainez, dijo ayer en rueda de prensa que el hecho está siendo investigado también por esa cartera de Estado, y que el centro educativo estaría siendo auditado por el distrito.

Se investiga por qué los maestros e inspectores no estaban en su lugar de trabajo cuando ocurrió la agresión.

Lainez añadió que se ha llamado a los padres de los implicados (de entre 11 y 12 años), a quienes se iniciará también un proceso sancionatorio. (I)

Otro caso
Un niño de 13 años, estudiante del mismo colegio del sur de la ciudad, se suicidó el año pasado supuestamente a causa del acoso escolar del que era víctima en el plantel. Según la subsecretaria de Educación, Érika Lainez, el encargado del Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) y el inspector fueron separados de la institución por ese caso y se los sancionó con 30 días de trabajo sin sueldo.

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