Existen acciones de conservación del oso pardo en Cantabria (España) que pueden replicarse en el Chocó Andino (Pichincha) donde se busca la preservación del oso de anteojos y de su hábitat. Las fundaciones Oso de Asturias y Maquipucuna han iniciado un proceso de intercambio de información con el propósito de conocer de primera mano iniciativas similares que permitan potenciar el ecoturismo responsable.

A la entidad ecuatoriana le interesa conocer más sobre los proyectos de desarrollo de infraestructuras como la Senda del Oso. Esta suerte de pista peatonal y cicloturista de 40 kilómetros que discurre sobre una antigua vía de ferrocarril minero de mediados del siglo XIX y para la que se rehabilitaron once puentes permite disfrutar de la riqueza natural y etnográfica de Asturias. Para Rebeca Justicia, presidenta de la Fundación Maquipucuna, este es un claro ejemplo de “cómo se puede poner en valor una área para generar experiencias de desarrollo turístico”. Otra iniciativa interesante para su implementación son los centros de interpretación puestos en marcha en el norte de España para dar a conocer la relación que los habitantes de las zona aledañas han mantenido con el oso pardo desde tiempos inmemoriales. Estos proyectos incluyen exposiciones y rutas guiadas por espacios protegidos.

“Nuestra aportación con el trabajo que se está haciendo en Ecuador puede ir en la línea de compartir programas educativos y de concienciación que han dado muy buenos resultados”, señala a EL UNIVERSO, José Tuñón, presidente de la Fundación Oso de Asturias, que empezó su actividad en 1992.

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Maquipucuna, que en marzo recibió el premio alemán “To Do” por sus 30 años de trabajo de conservación y turismo sostenido en la reserva que lleva su nombre y que es el hábitat del oso andino, quiere ampliar el beneficio de estas prácticas sustentables para que se involucren más comunidades y hallar salidas económicas sostenibles para luchar contra la deforestación y la degradación de la naturaleza. En su reserva se han avistado unos 40 ejemplares de osos de anteojos; aunque llegan a 60 en todo el corredor ecológico.

Desde 1973, el oso pardo se declaró como especie protegida en España y se prohibió su caza. La población de animales se ha ido recuperando y ha pasado de 80 ejemplares en la década de los noventa a 250, en la actualidad. (I)