“Yo tengo miedo, mi familia tiene miedo”. Es la confesión de uno de los médicos que el fin de semana estuvo de turno en el Hospital de San Lorenzo.

No es originario del cantón fronterizo, dice que ahí hizo su servicio rural y luego se quedó a trabajar como interno. Hace dos años y hasta antes de la madrugada del 27 de enero no sentía la tensión de hoy.

A diferencia de otros pobladores, no pide proteger su nombre, aunque advierte de los peligros que puede implicar su publicación.

Publicidad

Agrega que la policía patrulla constantemente y en la noche hace cumplir el toque de queda que rige desde el 26 de marzo pasado.

El médico habla de que se escuchan muchos rumores y amenazas como la que la tarde del sábado movilizó a personal del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) a las calles Camilo Ponce y Simón Plata Torres. Llegaron con pasamontañas, armados, con sus canes especializados y entraron a un inmueble de dos pisos. El sector se alarmó, la ciudadanía miraba atenta, pero a una prudente distancia hasta que tras unos 15 minutos empezaron a retirarse los uniformados. Más tarde un policía comentó que se trató de una falsa amenaza de bomba.

El médico teme a una emergencia grave porque aunque hay un hospital de segundo nivel, que en teoría tiene especialistas y puede atender en medicina interna o cirugías, la realidad es que hay falencias, tienen equipos con daños, no cuentan con un laboratorio de química sanguínea.

Publicidad

Si hubiera necesidad de una cirugía no se podría hacer porque el único anastesista que tiene está con licencia médica. Cualquier emergencia se debe remitir a Esmeraldas que está a dos horas de distancia, detalla el profesional.

La Fiscalía cuenta su propia historia. En el edificio funciona además la Defensoría Pública y una oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas (Acnur). El fin de semana que estaba de turno la fiscal María Moreira, no se observó resguardo a la infraestructura.

Publicidad

Las denuncias más frecuentes en este cantón son por violencia doméstica, robos.

Como la mayoría de los residentes de San Lorenzo, la fiscal evita declaraciones. Dice no tiene autorización superior y solo comenta que las fuerzas del orden hacen patrullaje y en rondas estratégicas llegan a las oficinas a hacer revisión.

Dicen que hay amenazas de empezar a secuestrar a otras personas, aquí hay muchos rumores y uno no sabe qué es verdad.Médico que evitó identificarse

(I)