Para Sofía Delgado, que su hijo Leonardo, de 8 años, no alcance a copiar las tareas que le enviaron los profesores a la casa no es un problema.

Asegura que en la escuela particular donde estudia Leonardo, en el norte de Guayaquil, ese tipo de información se encuentra de forma digital. “Todos los días a través de un sitio web se suben las tareas que les enviaron. Cuando son exámenes, los profesores suben en sus blogs los temas para que estudien. Incluso la libreta de calificaciones, horarios, actividades los puedo ver de manera digital”, dice.

La mujer también indica que el centro educativo habilitó libros en línea, más conocidos como e-books, que son interactivos: “Los textos de Matemáticas, Inglés y Lengua están en la plataforma, allí se hacen las tareas, son los mismos que los físicos, pero con una diferencia: son más llamativos, tienen videos, las imágenes se mueven y le indican al estudiante qué hacer. Obviamente se ponen horarios para presentar los deberes en línea y si no los entregan, se bloquea y no pueden subir la tarea”.

Publicidad

Dice que esta nueva modalidad es buena y que los niños se adaptan rápidamente a ella, pero no está de acuerdo en que ciertas asignaturas sean calificadas en estos sistemas. “Creo que en Matemáticas el seguimiento digital no es lo mismo que el físico, el padre de familia puede hacerle el deber al hijo y ¿cómo el profesor se da cuenta?”, indica.

Max Núñez, de la fundación E.dúcate, defiende el uso de estos medios electrónicos y asegura que el seguimiento del rendimiento escolar es de dos canales: “La plataforma te ayuda a aprender, que te enseñen con muñecos, gráficos es lo correcto. Para niños de 5 años la educación debe ser más interactiva y dinámica. Sin embargo, los padres de familia también deben supervisar, controlar. Hay que aclarar que la tecnología no te incita a hacer trampa, allí entran los valores de hogar”.

Además, sostiene que las actuales generaciones son muy dependientes de la tecnología y no se les puede negar este recurso. “Estos niños son nativos digitales, nacieron con la tecnología, saben manejar tablets, celulares y consolas de juegos inclusive antes de escribir o leer”, dice.

Publicidad

Delgado afirma que los profesores sí realizan una supervisión de las tareas que deben ser subidas por los estudiantes. “Una vez mi hijo no pudo subir un deber durante dos semanas debido a que no tenía internet en la casa, el maestro me envió un correo pidiendo explicaciones. Tuve que pedir una prórroga para presentar la tarea”, señala.

El Ministerio de Educación, en 2014, también presentó una plataforma parecida para las instituciones fiscales.

Publicidad

Educar Ecuador es un portal que permite asignar cargas horarias a los docentes, actividades y tareas a los estudiantes. También da acceso a una carpeta con materiales de trabajo y diversos programas educativos de acuerdo con la asignatura.

Los padres de familia pueden acceder al registro académico de sus hijos, horarios, actividades grupales o individuales, solicitar reuniones e incluso revisar sus evaluaciones para realizar seguimiento del rendimiento escolar.

Sin embargo, una docente, que pertenece al magisterio y que no quiso ser identificada asegura que “la plataforma es muy lenta, se pretendía que allí se pasen calificaciones, tareas, inasistencias, se les dio un usuario y una contraseña a los padres de familia y a los estudiantes, pero no hubo voluntad de los padres, algunos tampoco tienen los recursos (computadoras e internet), sobre todo en los centros rurales, entonces optamos por la comunicación directa”.

Expertos aseguran que este tipo de tecnologías ayudan a potenciar ciertas habilidades en los niños y optimizan el tiempo en clases.

(I)

Publicidad