El papa Francisco exhortó este sábado a los católicos a no permanecer paralizados ante las injusticias que los rodean, al tiempo que bautizó a ocho adultos, incluido un pordiosero nigeriano que se convirtió en un héroe en Italia por desarmar a un ladrón con las manos.

En su homilía de la Vigilia Pascual, Francisco desafió a los católicos a no permanecer callados, como lo estuvieron los discípulos de Jesús luego de su crucifixión. En lugar de eso, los exhortó a “romper” con sus rutinas y dejar entrar a Dios.

No estaba claro si tenía algún ejemplo particular en mente, pero el nigeriano John Ogah definitivamente no se quedó sin hacer nada cuando fue testigo de un robo en un supermercado el 26 de septiembre del año pasado.

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Ogah pedía limosna afuera de un supermercado en el vecindario de Centocelle, en Roma, cuando un ladrón enmascarado armado con un cuchillo para carne intentó huir con 400 euros (493 dólares) que había robado de las cajas, de acuerdo con informes de la prensa italiana.

A continuación, las cámaras de seguridad grabaron el valiente acto de Ogah: con nada más que sus manos, confrontó al ladrón, le arrebató el cuchillo y lo contuvo por el cuello después de que el hombre se cayó al intentar huir en una motocicleta. Posteriormente llegó la policía.

Después Ogah desapareció, temeroso que sería deportado porque no tenía sus papeles en regla. Sin embargo, las autoridades de la policía de Roma buscaron recompensar su valentía y en cuestión en un mes le otorgaron su deseado permiso de residencia que le había sido negado cuando su petición de asilo fue rechazada.

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Ahora Ogah trabaja en la Cruz Roja italiana y tiene hogar, según la agencia de noticias ANSA. Previo a su bautismo, se informó que le pidió al capitán de la policía encargado de su caso que fuera su padrino.

En una entrevista al poco tiempo del robo, Ogah le comentó al periódico La Repubblica que su sueño era vivir en Italia como residente legal y tener un empleo para que no tuviera que rogar por ayuda para mantener a su hijo que vive en Nigeria. Ogah partió de su país y, tras una estadía en Libia, viajó a Italia en un barco contrabandista de migrantes en mayo del 2014.

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“Si el papa Francisco o el presidente de la república pudieran hacer algo por mí, sería el hombre más feliz del mundo”, afirmó, según lo citaron los medios. “No quiero ser un héroe. Solo quiero ser legal, trabajar y tener una vida digna en Italia”.

Francisco lo bautizó el sábado durante la solemne ceremonia en una de las noches más sagradas del calendario litúrgico.

Ogah eligió “Francesco” (Francisco, en español) como nombre de bautismo. (I)