Luzmila Huilcarema, orgullosa de vestir bayeta colorada, blusa blanca bordada, anaco (falda) azul, una vistosa faja y alpargatas blancas –vestimenta propia de la cultura Puruhá– es la encargada de atender a los comensales, mientras en la cocina del paradero Pucaratambo la fanesca es elaborada por jóvenes moradores de Cacha que han estudiado gastronomía en diferentes universidades del Ecuador y en el exterior.

“Primeramente en nuestra parroquia (Cacha) mantenemos nuestra propia identidad, y la manera de elaborar la fanesca, plato típico de la Semana Santa, y lo elaboramos con el ritual correspondiente, que es dar gracias a la Pachamama (madre tierra) por habernos permitido sembrar y cosechar casi todos los productos que se utilizan en la fanesca, a excepción del bacalao que se compra en la ciudad, a esto le agregamos lo gourmet para que nuestros comensales regresen a casa con la satisfacción de haber comido la verdadera fanesca, como lo hacían nuestros antepasados”, dijo Segundo Sucuy, gerente general del paradero mirador Pucaratambo.

La costumbre de elaborar este plato típico se replica en los mercados de Riobamba (San Alfonso, San Francisco, La Merced, San Alfonso), así como en hoteles, hosterías y restaurantes. Aunque el platillo lleva el mismo nombre, la elaboración, la sazón y el toque especial lo pone quien lo prepara.

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Rodrigo Heredia, comerciante del barrio La Merced de Riobamba, mencionó que “la llegada al mirador denominado Pucaratambo fue para visitar los atractivos del lugar, como el museo, la Pamba plaza donde se realizan los rituales, la tienda artesanal, los jardines y degustar la exquisita fanesca”.

Luis Chui, chef de Pucaratambo, aseguró que el plus de su receta incluye atraer a los visitantes con el aroma de la fanesca. “Trabajamos con productos de calidad conservando en su elaboración la receta original, pero con un toque adicional que personaliza nuestro plato. Es un secreto de los habitantes de Cacha en el que usamos aderezos frescos y naturales para que la aromatización sea diferente”. (I)