En el mausoleo de Juan Montalvo se realizó la condecoración Asamblea Nacional del Ecuador Dr. Vicente Rocafuerte a los méritos social y cultural a la Diócesis de Ambato por la bendición de las flores, frutas y pan, acto central que es parte de la celebración de la Fiesta de la Fruta y de las Flores que por primera vez se desarrolló en 1951, dos años después del terremoto del 5 de agosto.

Carlos Miranda, director de la Casa de Montalvo, fue el encargado de realizar la reseña histórica, en la que manifestó que luego de 17 años de haberse dado inicio a la FFF, en 1968 se celebró por primera vez la bendición de las frutas, las flores y el pan en el atrio de la Catedral, como acto de fe, reconocimiento y gratitud a Dios por su infinita e ilimitada bondad con la tierra.

Explicó que al comienzo todo fue muy sencillo, que se colocaron decorados en el altar con una cruz de frutillas y en la fachada un letrero en lo más alto de la Catedral con la leyenda “Gracias Señor”, que luego se configuró el arreglo con flores, frutas y pan, todos elementos naturales.

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Aclaró que apenas se instituyó la FFF el padre Rodolfo Ramírez, encargado del apostolado en los mercados de la ciudad, convocó a las vivanderas a decorar sus puestos con flores, frutas, pan y más productos con serpentinas y banderas, para luego recorrer bendiciendo cada local y pronunciando oraciones de gratitud al Creador.

El padre Mauro Cuevas, secretario adjunto de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, dijo que cuando se habla de la FFF si bien es cierto contempla un sinnúmero de acontecimientos dinamizados por la Municipalidad ambateña y de manera especial por el Comité Permanente conlleva una festividad en sí, pero que esta sin la bendición es otra cosa.

Agregó que el ambateño está marcado por la valentía, el trabajo, la capacidad de salir adelante frente a la adversidad.

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Entonces que hablar de la FFF es decir del empuje de su gente, de la tierra por la laboriosidad, respeto y solidaridad.

Señaló que cuando se contempla la bendición de las flores, las frutas y el pan se mira algo hermoso como la alegoría, pero que no se puede dejar de lado a las personas que dieron su tiempo para compartir, soñar en el diseño, llegar con un mensaje, soldar, clavar, pegar una fruta o un pedazo de pan, que por esa razón con la condecoración se reconoce el aporte que brindó cada una de ellas que a lo largo de los años han trabajado con esperanza, decisión, amor y mucha fe.

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De su parte, el obispo de la diócesis de Ambato, Geovanny Pazmiño, dijo que el acontecimiento permite hacer memoria de tenerlos en el tiempo para recordar ante todo la gratitud de Dios con el pueblo.

El homenaje es fruto de la investigación de los antecedentes que fueron analizados por la Asamblea y que finalmente se dieron con el reconocimiento con la condecoración que tiene profundo significado.Lira Villalva, asambleísta 

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