El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se comprometió el lunes a extender en el norte de Siria su ofensiva contra una milicia kurda, al día siguiente de tomar la ciudad de Afrin, donde reinaba el caos y se producían escenas de saqueo.

El poder turco siempre vio con recelo la autonomía relativa que fueron logrando los kurdos de Siria gracias al conflicto.

Pero el régimen sirio reaccionó y condenó el lunes "la ocupación turca" y reclamó "la retirada inmediata" de las tropas turcas.

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Al tomar el control el domingo de la gran ciudad de Afrin, con la ayuda de combatientes sirios, "dejamos atrás la etapa más importante de la operación", lanzada el 20 de enero en el noroeste sirio, declaró el lunes Erdogan.

"Ahora, después (de Afrin), vamos a proseguir este proceso hasta la destrucción total de este corredor formado por Manbij, Ain Al Arab (nombre árabe para Kobane), Tal Abyad, Ras Al Ain y Qamishli", agregó el mandatario en un discurso en Ankara.

El blanco de la ofensiva turca en Siria es la milicia kurda de las Unidades de Protección Popular (YPG), clasificada como "terrorista" por Ankara.

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Erdogan ya había amenazado con ampliar esa operación en el norte de Siria hacia otros territorios kurdos, entre ellos Manbij, donde están estacionadas tropas estadounidenses, que siguen apoyando a los combatientes kurdos en su lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico.

'Gran victoria'

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La violencia llevó al exilio a unos 250.000 civiles, indicó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), según el cual más de 1.500 combatientes kurdos y 400 rebeldes aliados de Turquía fallecieron en los combates.

El ejército turco dio por su parte un balance de 46 muertos entre sus filas.

El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Maurer, pidió el lunes un acceso humanitario a la ciudad de Afrin para llevar ayuda.

La conquista de Afrin supone un giro para Ankara, que consolida su papel en un conflicto en el que intervienen varias potencias extranjeras en distintos frentes.

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En Afrin, el lunes se produjeron nuevos saqueos por combatientes sirios pro-Ankara, según un corresponsal de la AFP y el OSDH. "Es el caos total", añadió esta oenegé, que dispone de una amplia red de fuentes en Siria.

La víspera, combatientes rebeldes habían cargado camionetas con cajas de alimentos, cabras, mantas e incluso motos, antes de abandonar la ciudad.

Las imágenes de los saqueos suscitaron airadas reacciones como la de Jaled Joja, exjefe de la Coalición Nacional Siria, la principal formación opositora en el exilio, que dijo que no había lugar para los "salteadores" entre los rebeldes.

Asad visita Guta

La guerra siria, que acaba de entrar en su octavo año, dejó más de 350.000 muertos y millones de refugiados y desplazados desde 2011.

En otro frente, el de Guta Oriental, el último bastión rebelde a las puertas de Damasco, el régimen continúa su avance tras reconquistar el 80% de esa región a raíz de una ofensiva sangrienta.

Un mes después del inicio de esa operación, el presidente Bashar al Asad acudió el domingo a Guta para visitar a sus tropas.

En las redes sociales, el presidente sirio publicó el domingo una serie de videos en los que se le ve conduciendo su coche dirigiéndose a Guta, vestido de forma informal, con gafas de sol y camisa entreabierta.

Un día después de esta visita, el ejército sirio retomó sus bombardeos sobre Guta Oriental, donde murieron al menos 20 civiles en ataques aéreos contra localidades rebeldes, según el OSDH. (I)