Bélgica decidió reforzar su cooperación judicial con varios países latinoamericanos, como Colombia y Brasil, para luchar mejor contra el tráfico de cocaína a través del puerto de Amberes (norte), anunció este miércoles el ministro belga de Justicia, Koen Geens.

La fiscalía federal belga, competente en materia de crimen organizado, ya concluyó acuerdos con Colombia, Perú y Brasil, donde se produce o desde donde se envía la cocaína, y hay otros en proceso de negociación con Ecuador y Panamá, precisó Geens.

La justicia belga pretender así beneficiarse de una "línea directa con los fiscales" de esos países, invitados a señalar ciertos contenedores sospechosos con dirección a Amberes, explicó al ministro a la AFP. "Así, se podrá privilegiar cada solicitud de ayuda judicial", señaló.

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Amberes, segundo puerto europeo, por detrás de Róterdam (Holanda), es el líder continental en lo que respecta a las mercancías procedentes de Sudamérica.

La ciudad portuaria belga está considerada también como la principal puerta de entrada en Europa de la cocaína, que a veces llega escondida en cargamentos de frutas enviados desde el continente sudamericano.

La ciudad de Amberes y el gobierno belga presentaron, este miércoles durante una conferencia de prensa en el puerto, su plan de acción para detectar mejor las entregas ilegales.

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Plan Rio

El proyecto, bautizado "Stroomplan" ('Plan Rio'), prevé que decenas de asalariados de aduanas, la policía federal, las fiscalías competentes y los servicios sociales de la ciudad trabajen juntos.

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Este grupo de trabajo estará encargado de perseguir los comercios fraudulentos, como "lavaderos de autos o restaurantes de comida rápida", que sirven para blanquear el dinero, e identificar a las familias cuyo ritmo de vida parezca no corresponder a su actividad declarada.

Se trata de "luchar contra los clanes [...] que se comportan como facilitadores para importar la cocaína y tienen una envergadura, recursos muy importantes, visibles en las calles", subrayó Stanny De Vlieger, director de la policía judicial federal de Amberes, en alusión al uso de vehículos de lujo.

En 2017 se decomisaron en Amberes un total de 41 toneladas de cocaína, frente a alrededor de 30 toneladas un año antes. En 2015, fueron cinco toneladas, según las autoridades.

Al burgomaestre de Amberes, Bart De Wever, explicó que una parte del tráfico de cocaína se había desplazado recientemente de Róterdam a la ciudad-puerto belga.

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Los cárteles que actúan desde Holanda "encontraron cómplices en las familias criminales que ya estaban sobre el terreno, para ayudarlas en Amberes", añadió. (I)