El olfato de Laika evitó que 1,5 toneladas de droga puedan salir al exterior y sea inhalada por miles de consumidores.

Esta pastor holandesa de 4 años detectó el martes alcaloide en el interior de 120 cajas que contenían chocolate en polvo orgánico. Es el mayor cargamento capturado en un aeropuerto nacional. La carga iba a ser transportada hasta Viena (Austria).

José Naranjo, de la Unidad Canina, contó que la prueba con el reactivo que realizaron ellos no salió positiva, pero que la perra insistía y no se quería mover del lugar hasta que realizaran más pruebas.

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“Los humanos tenemos cinco millones de células olfativas, pero los perros tienen en promedio 180 millones”, agregó el agente.

En Guayaquil hay varias decenas de perros entrenados que recorren diariamente puertos y aeropuertos y que han sido adquiridos en Estados Unidos y Europa a un promedio de 5.000 dólares cada uno.

Laika es una de ellas, luego de ser comprada en Amsterdam llegó a Quito, donde la entrenaron 6 meses, en el Centro Regional de Adiestramiento. Allí detectan las fortalezas de los canes y les asignan un guía humano, con quien formará un equipo de trabajo.

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Cuando el guía tiene días libres o descanso médico, el perro también descansa, mencionó Naranjo, quien destacó la confianza que existe entre un can y su guía.

Daniel Cáceres es el guía humano de Laika, con quien estaba a la hora de la captura de la droga en el aeropuerto. Él la describe como tranquila y cariñosa, aunque asegura que es una perra fuerte.

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Es una buena cazadora, olfatea, juega y recobra objetos, cualidades que la hicieron parte del grupo de perros que detecta narcóticos.

La perra es vacunada y revisada periódicamente por el veterinario al igual que los otros canes de la unidad. Ella está esterilizada, procedimiento que se realiza cuando un can ingresa a esa unidad policial.

Al graduarse del entrenamiento en el 2014, no solo recibió su acta como policía, sino que también se le asignó una partida presupuestaria para sus gastos como medicina y alimentación. Ellos son alimentados con un balanceado premiun para perros de alto rendimiento y juegan durante varios minutos en el día.

El agente Cáceres explicó que los canes trabajan 20 minutos y descansan una hora porque cuando empiezan a jadear el olfato comienza a fallar.

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Él mencionó que Laika aún tiene 5 años para trabajar en la unidad, pues estos animales son ‘jubilados’ con honores a los 9 años. Cuando un perro policía se retira normalmente es adoptado por su entrenador, menciona. (I)

Los perros de Antinarcóticos no son adictos, desde pequeños los entrenaron para detectar sustancias y la recompensa que obtienen es una pelota para jugar”.José Naranjo, Unidad Canina