Cuentas falsas en las redes sociales, comentarios a favor y en contra de Donald Trump, manifestantes pagados: una vasta operación de propaganda fue conducida desde Rusia para promover la victoria del candidato presidencial republicano en 2016, según la justicia estadounidense.

El fiscal especial Robert Mueller, encargado de investigar una posible colusión entre el equipo de campaña de Trump y Rusia, culpó el viernes a 13 ciudadanos rusos de conspirar para engañar a Estados Unidos.

El auto de acusación detalla una empresa de desestabilización en las redes sociales, financiada con millones de dólares.

Publicidad

Los instigadores

La campaña, que habría empezado en 2014, estaba dirigida por una sociedad con sede en San Petesburgo llamada "Agencia de Investigación en Internet", financiada por Evgeny Prigojine, cercano al presidente ruso Vladimir Putin.

La agencia, presuntamente, llevó a cabo "una guerra de información contra Estados Unidos" mediante el uso de identidades falsas en las redes sociales y los medios en línea, con el objetivo de crear "inestabilidad política con el apoyo de grupos radicales, usuarios insatisfechos con la situación económica y social y de los movimientos de la oposición".

La operación se llevó a cabo desde los inicios de las primarias republicanas y demócratas, para favorecer a Trump y perjudicar a Hillary Clinton.

Publicidad

En septiembre de 2016, la agencia se benefició de un presupuesto mensual de más de 1,2 millones de dólares por sus operaciones.

Cuentas falsas

La agencia creó varias páginas, incluso rivales de Facebook e Instagram, dedicadas a las relaciones raciales ("Blacktivistes"), a la inmigración ("Fronteras seguras") y a la religión ("Musulmanes Unidos de América" y "El ejército de Jesús") con el fin de desinformar.

Publicidad

Según el informe, también controló "muchas" cuentas falsas de Twitter y Facebook favorables a Trump. Una de ellas, del Partido Republicano en Tennessee, filtró información falsa sobre una investigación por fraude electoral en las primarias demócratas en Carolina del Norte.

A partir de 2016, la agencia propagó ampliamente algunos hashtags para influir en las tendencias de Twitter (#Trump2016 o #Hillary4Prison).

Unos días antes de la votación, "Blacktivists" finalmente pidió el voto para la candidata ecologista, Jill Stein, y "Musulmanes Unidos de América" publicó un mensaje que decía que "la mayoría de los musulmanes se niegan a votar por Hillary Clinton".

Compras publicitarias

La agencia, presuntamente, "produjo, compró y publicó" espacio publicitario en la red "apoyando expresamente al candidato Trump y oponiéndose a Clinton", incluso mediante la promoción de manifestaciones o mítines. Para mantener esto, la empresa habría abierto fraudulentamente cuentas bancarias en Estados Unidos usando documentos de identidad falsos, pagado a través de PayPal o con criptomonedas.

Publicidad

La compra de publicidad política por parte de un extranjero está prohibida en Estados Unidos.

Organización de manifestaciones

Utilizando identidades falsas y cuentas falsas en las redes sociales, los operadores de la agencia contactaron a los grupos de apoyo locales con Trump para organizar concentraciones y reclutar activistas, incluso en Florida, un estado clave, ganado por el republicano. La agencia presuntamente pagó por una doble de Clinton, vestida con el uniforme de los presos, durante una concentración en West Palm Beach. Luego le habrían pagado el viaje para participar, en traje de reo, en una manifestación en Nueva York.

Según los informes, la agencia publicitó y financió otros mítines después de las elecciones, incluidas dos manifestaciones rivales celebradas el mismo día en Nueva York y una marcha contra Trump en Charlotte.

Contactos con la campaña de Trump

La acusación no aporta nada que pueda respaldar una posible colusión entre el equipo de Trump y Rusia. Simplemente se refiere a un voluntario de la campaña en Nueva York "sin saberlo" contactado por los operadores rusos y que proporcionó material de campaña de forma gratuita.

¿Elección amañada?

El número dos del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, Rod Rosenstein, aseguró que no había indicios de que el resultado final de las elecciones hubiera sido sesgado por esta vasta campaña de propaganda. (I)