Centenares de socorristas hurgaban en medio del lodo hasta las rodillas y punzaban con varas para buscar cadáveres, mientras decrecían las esperanzas de encontrar a más sobrevivientes de los aludes de lodo que azotaron esta acaudalada ciudad en la costa de California. Las autoridades confirmaron que 17 personas murieron y que 8 están desaparecidas.

Familias esperaban ansiosamente noticias sobre sus seres queridos, de los que no han sabido nada desde la tragedia del pasado martes.

“Es una angustia esperar, esperar, sin saber qué vamos a encontrar. Tenemos que encontrarlos”, dijo Kelly Weimer, quien estaba buscando a sus padres ancianos, Jim y Alice Mitchell. La pareja desoyó las órdenes de evacuar y se quedó en casa para celebrar el cumpleaños número 89 del esposo.

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Hubo gente que fue rescatada tras estar más de un día atrapada en su vivienda.

Rescatistas del estado se abrían paso en medio del fango y se abocaban a la ardua tarea de buscar sobrevivientes entre las ruinas. Perros adiestrados merodeaban entre los escombros, husmeando dentro de lo que una vez fueron viviendas.

Tras examinar la situación, las autoridades redujeron la cifra de viviendas destruidas de 100 a 59, y aumentaron la cifra de las averiadas, de 300 a 446.

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En total hubo 28 personas heridas. Doce de ellas fueron hospitalizadas, cuatro en condición crítica. (I)