Los Reyes Magos encolumnados van detrás de José y María. Más de 50 pastores también participan del recorrido por las calles del cantón Santa Ana, que cada 6 de enero vive una fiesta que data de al menos 130 años: Bajada de Reyes.

A diferencia de otros festejos relacionados con la Epifanía de este 6 de enero en Santa Ana, el personaje del diablo también participa de esta celebración y anda suelto por las calles de esta ciudad que el 8 de abril pasado sufrió la inundación más grave de los últimos 15 años.

Richard Cedeño, uno de los coordinadores de esta ceremonia, explica que los diablos tratan de robar al niño Jesús, pero los Reyes Magos, jinetes y los personajes conocidos como “Viejos Cañutos” –hombres con caretas y armados con cañas–, alejan al antagonista de esta fiesta, que en caso de ser capturado es golpeado y desterrado a una loma alejada del centro de Santa Ana.

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Mientras que en 24 lugares se levantan pesebres para recibir a José, María, Reyes Magos y compañías, con atuendos rojos los diablos piden monedas a los pobladores para seguir manteniéndose firmes en la ceremonia que se inicia muy temprano y que se cierra en la noche, minutos antes de que concluya el 6 de enero.

Entonces empieza un baile de una hora que culmina a las 00:01 del 7 de enero, en donde el Rey Mago dispone que los asistentes (algunos hombres vestidos de mujeres), se bajen las caretas, con lo que termina una celebración distinta y únicamente vista en este cantón.

Esta celebración surgió en el sector Loma de los Vientos, del centro de Santa Ana, ya hace un poco más de 130 años, según Luis Prado, activista cultural de esta ciudad manabita, quien indica que sus ancestros, los primeros Prado que se asentaron en este cantón, fueron quienes motivaron este festejo con la salvedad e inclusión del diablo que se fuga del infierno con el objetivo de robarse la figura del Niño Jesús.

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La imagen religiosa es venerada en varios domicilios y allá llegan los Reyes Magos para adorarlo.

Buscan declaratoria

Egda Macías, directora municipal de Cultura, señala que en esta entidad ya se diseña una ordenanza para preservar esta festividad en Santa Ana, pero además ya han realizado los trámites para que el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) declare la fiesta como patrimonio cultural intangible.

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Menciona que busca que la declaratoria esté lista en la próxima edición de la festividad, en enero de 2019.

“No queremos que esto muera sino que cada día se vaya fortaleciendo, que las nuevas generaciones puedan disfrutar de esta tradición de más de un siglo”, refiere Macías.

La fiesta Bajada de Reyes cesa y los actores comenzarán a prepararse para el próximo año, a disfrazarse de diablos, jinetes, reyes magos y de otros personajes para mantener una tradición que espera se mantenga como la calidad humana de los santanenses. (I)