La detención de seis individuos de Pakistán y Afganistán que intentaban ingresar ilegalmente a Estados Unidos desde México hace dos años generó enorme revuelo en los estados de la frontera y en algunos blogs derechistas y otros medios.

El gobernador de Arizona Doug Ducey dijo que era un asunto relevante para la seguridad nacional y mencionó a la organización Estado Islámico al pedir más medidas de seguridad tras ese episodio. Publicaciones conservadoras como el Washington Examiner dijeron que los individuos procedían de “semilleros de terroristas del Medio Oriente” y Fox News se preguntó si “los militantes del Estado Islámico estarían poniendo a prueba la vigilancia” de la frontera.

Documentos obtenidos por la Associated Press, sin embargo, indican que los individuos le escapaban a la violencia y la persecución de sus países y que no se les encontró vínculo alguno con el terrorismo. Trascendió asimismo que fueron maltratados física y verbalmente por dos coyotes mexicanos y que estuvieron varios días sin comida ni agua, de acuerdo con los documentos.

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El caso pone de manifiesto la politización de todo lo que sucede en la frontera entre Estados Unidos y México, en una época en la que la histeria a veces reemplaza a los hechos y en la que el presidente Donald Trump, durante su campaña electoral, tildó a los mexicanos de violadores y delincuentes. Algunos blogs dijeron erróneamente que los individuos habían sido liberados, mientras que otros los vincularon con Estado Islámico.

Los detenidos, no obstante, cooperaron con el gobierno y cuatro de ellos fueron deportados. Se tramita asimismo la deportación de los dos restantes, de acuerdo con la portavoz del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas Yasmeen Pitts O’Keefe. (I)