Más de 50 jóvenes provenientes no solo de las comunidades indígenas sino también del sector mestizo fueron coronadas como inti ñustas o reinas del Sol en la celebración del Kulla Raymi o fiesta de la siembra y de la fecundidad, que se realizó el sábado pasado en Pinllo Urku, conocido como el cerro sagrado de los pueblos ancestrales.

Previamente las ñustas o reinas realizaron la caminata desde el parque central de la parroquia San Bartolomé de Pinllo. “Es la manera de pedirle permiso y agradecerle al cerro sagrado antes de ingresar, porque es como cuando alguien llega de visita a una casa, no puede entrar a la fuerza sino de una manera muy respetuosa”, señaló Vicente Chato, organizador de la celebración.

Dijo que el objetivo es impulsar la realización de programas que reflejan la identidad de los pueblos como parte de la recuperación de las celebraciones ancestrales, que incluso en el Kulla Raymi no se hizo distinción de las ñustas porque la intención fue que haya una verdadera interculturalidad.

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Jéssica Lucero, oriunda de Guayaquil, y Andrea Guevara, de la parroquia urbana La Península, participaron como inti ñustas. Aseguraron que quisieron compartir y aprender parte de los rituales que hacían los pueblos ancestrales para agradecerle a la Pachamama (Madre Tierra) cuando comenzaba la época de la siembra, que lo consideran importante para que estas costumbres milenarias no se pierdan.

Tamara Pacari, de la comunidad Chibuleo San Pedro de la parroquia Juan Benigno Vela, y Jéssica Lagua, de la comunidad Llatantoma de Augusto Martínez, confesaron que es bueno que se recuperen las celebraciones que hacían sus ancestros, puesto que poco a poco se han ido perdiendo; de ahí que con estas motivaciones tanto niños como jóvenes mostrarán interés por retomar las costumbres milenarias.

Manuela Sisa, cabildo (presidenta) de Chibuleo, señaló que la celebración del Kulla Raymi es recordar la fertilidad de la mujer, que es como se la considera a la Pachamama porque es la que brinda los alimentos, el agua, el aire y por ende la vida a los seres vivientes, que por esa razón como pueblos indígenas acompañan al ritual. (I)