La atención de EE.UU. vuelve a centrarse en el futuro de los llamados dreamers (soñadores), jóvenes inmigrantes que se beneficiaron del programa DACA, que otorgó permisos temporales a indocumentados que llegaron al país siendo niños.

La semana anterior el presidente Donald Trump eliminó el decreto de DACA, creado por su antecesor, Barack Obama, en 2012, dejando en incierto el futuro de cerca de 800 mil jóvenes que son parte de la sociedad y economía de EE.UU., país en el que han vivido más tiempo o es el único que conocen.

La mayoría de los afectados son mexicanos (689 mil según AFP), pero también hay miles de ecuatorianos (entre 6 y 8 mil, según diferentes fuentes). Ellos luchan por salir adelante con sus familias y ven con negatividad lo que ocurre.

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DACA servía para que esos niños que “ni siquiera conocen el lugar donde nacieron, porque se criaron en EE.UU. (algunos solo hablan inglés) y que contribuyen” no sean deportados, dice Andrea Ledesma, de 1800migrantes.com.

Una de ellas es María, quien llegó a los 9 años desde Guayaquil y hoy, a sus 24, vive en Newark –una ciudad santuario–, donde trabaja como profesora y estudia sociología, sin problema gracias al programa.

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“Fue una decisión muy injusta (de Trump)... nos quedamos en nada. Es como que te quiten las alas que te acaban de dar... Creo que todos los inmigrantes acá están de luto”, dice María, quien tiene varios familiares y amigos en su situación.

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Agrega que el mayor miedo es que al confiar en el gobierno y darle todos sus datos puedan ser deportados si no se resuelve su estatus en el Congreso.

Kevin es otro guayaquileño de 24 años que arribó hace 15 a Nueva Jersey, y al igual que María tiene DACA desde 2012.

Su retiro lo afectaría económica y profesionalmente, ya que estaría inelegible para poder ejercer, aunque afirma que veía venir esto tras la victoria de Trump el año anterior.

“Personalmente creo que tiene algo de sentido la decisión porque le da al Congreso el poder y responsabilidad de hacer lo que no pudo hacer durante nueve años, el problema es que es riesgoso y pone en juego las vidas de 800.000 soñadores, incluyéndome”, indica Kevin.

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Octavio Borja, de la Fundación Lucero de América, expresa que a muchos jóvenes y familias que tenían un soñador en casa se les facilitó sacar su seguro social, una licencia, asegurar un carro para poder movilizarse y acceso al estudio.

“Yo vivo en Long Island, Nueva York, concretamente en Patchogue, un lugar donde vivimos una gran cantidad de ecuatorianos. La mayoría de hogares tienen un soñador en casa, con esta ley quedarían en el limbo sin la oportunidad de prepararse ni poder ayudar a sus familias. Será complicado trabajar y poder desenvolverse con normalidad”, añade Borja, quien tiene una sobrina beneficiada con DACA.

Claudia Flores, gerente de Campaña de Inmigración de la organización American Progress, apunta que el perfil de los dreamers indica que ellos aportan económicamente en gran medida y que así lo demuestran sus investigaciones en todos los estados: el 95% de ellos estudian (colegio o universidad) o trabajan, el 5% han creado negocios, el 16% ha comprado casas.

Además que el 73% de los beneficiarios tienen un hermano, esposo o hijo que ya tienen la ciudadanía estadounidense.

Flores dice que la violencia y criminalidad es otro punto a tomar en cuenta, debido a que el 53% de ellos no se sentiría cómodo reportando un crimen y el 60% no hablaría de violaciones en el trabajo. “Es un problema grande el que tiene el país”, indica. Ella espera que el Congreso lo solucione. (I)

Dream ACT
La mejor opción, según la organización American Progress, sería que el Congreso, que tiene 6 meses para resolver el tema, apruebe como ley el proyecto bipartidista Dream ACT, que daría un gran paso para la legalización definitiva de los dreamers. De igual manera, expresa que no se debería negociar este problema con otras cosas que tendrían consecuencias negativas a largo plazo para el resto de la población inmigrante.

16%
Con casa

Esa cantidad de dreamers han comprado una vivienda en Estados Unidos.

95%
Estudia o trabaja

Ese porcentaje cursa una carrera universitaria o está en el colegio, y tiene permiso para laborar.

73%
De beneficiarios

Ellos tienen un hermano, esposo o hijo que ya es ciudadano, por lo que se podrían dividir familias.