La guerra interna por el liderazgo del cartel de Sinaloa tras la captura del capo Joaquín Chapo Guzmán desangra al estado mexicano del mismo nombre con una escalada de asesinatos, uno de ellos, se presume, el del periodista Javier Valdez.

Con 764 homicidios dolosos hasta el 8 de junio, 2017 se ha convertido en el año más violento para Sinaloa desde 2011, cuando en el mismo periodo sumaron 879 asesinatos, dijo la secretaría de Seguridad estatal.

Los números también confirman que es el año más violento para el estado desde que Enrique Peña Nieto llegó a la presidencia, en 2012. El récord anterior corresponde al sexenio de su antecesor Felipe Calderón, iniciador de la ofensiva militar contra el narcotráfico.

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Los crímenes aún son investigados, pero el Gobierno reconoce que buena parte de las víctimas tenían antecedentes de integrar grupos del crimen organizado.

“Es el terror. La palabra es el terror generalizado en Sinaloa”, resume Alejandro Sicairos, analista y editor de la revista Espejo en Culiacán, la capital estatal, sobre las consecuencias de esta lucha entre criminales.

Las facciones en pugna son, de un lado, los hijos de Guzmán, Jesús Alfredo e Iván Archivaldo, que se proclaman herederos del imperio criminal de su padre. Del otro está el grupo de Dámaso López Núñez, El Licenciado, recién capturado y quien fue brazo derecho del Chapo por su conocimiento del negocio y su complicidad en las dos fugas que protagonizó Guzmán. (I)