Christian Wahli, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), considera que el etiquetado del semáforo tiene una distorsión ya que puede provocar que el consumidor se decida por un producto como una bebida azucarada frente al yogurth, que es un alimento más nutritivo, afirma.

¿Cómo evalúa la estampa del semáforo en los productos procesados para el consumo humano?
Tenemos tres colores por tres nutrientes azúcar, sal y grasa: rojo amarillo y verde y para pintar ese semáforo hay dos tablas, una que es de alimentos y otra que es de bebidas, la diferencia del contenido de nutrientes por color entre los dos es de uno a dos, es decir, hay más libertad en alimentos que en bebidas, esa es la primera cosa, y en base a eso solamente se pinta una alerta, no hay más información para el consumidor. Si estás en rojo tu no sabes si estás en rojo casi amarillo o un rojo infinito. Lo mismo en el amarillo, tu no sabes si estás casi en el verde o casi en el rojo. Al consumidor finalmente no se le informa, se le alerta nomás, no tiene como escoger más que esto, no puede escoger entre productos de una misma categoría uno que tenga mejor contenido de nutrientes que otro, entonces ese es el primer defecto. Lo más grave que ha pasado es que se metió a todo el segmento lácteo, excepto los quesos, en el tema de las bebidas, al meterle en la misma categoría que bebidas azucaradas, le ha creado un problema gravísimo a dos categorías, la más golpeada ha sido el yogurth y otro bien golpeado también fueron las leches saborizadas para niños. Lo ridículo ahí es que tu tienes la leche que es considerado como un alimento, pero ha sido declarado por las autoridades de salud como bebida y eso ha generado una caída en las ventas de entre un 12% al 15% en esas categorías: bebidas lácteas, bebidas saborizadas y yogurth. Esto ha creado problemas en la ganadería. Cuando cae ese consumo de la leche recae directamente en los pequeños productores... Ellos son uno de los grandes perdedores de esta campaña.

El Ministerio de Salud Pública indica que los fabricantes han reformulado para migrar hacia el amarillo o verde en el semáforo.
Las bebidas per se si se había frenado un poco, pero si se vieron más afectadas las bebidas azucaradas cuando a más del semáforo, aparece el impuesto, y allí si la caída fue brutal, esto ha causado repercusiones de puestos de trabajo más que nada en el tema de la distribución en las pequeñas tiendas. El primer bajón fue del orden del 20%. El problema del semáforo más ha impactado en la elaboración de productos, ya que ningún fabricante quiere tener un producto con rojo en sus etiquetas. Muchos han reformulado los que podían, hay otros que no pueden como chocolates, caramelos, y la verdad que si en 2013 en un análisis teníamos el 80% de productos con algo de rojo, hoy en día es debajo del 40%, así que la industria cumplió con esta meta.. Pero el consumidor, no hay ningún estudio a más de saber si reconoce, si deja de comprar, pero sobre el estado de salud no hay un estudio, no se sabe nada.

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¿Qué hicieron los fabricantes de bebidas azucaradas para dejar el rojo en el semáforo?
Usar edulcorante, por suerte apareció un edulcorante natural que se llama stevia y tienes el otro considerado saludable como el sucralose y se usa esto de manera exclusiva o en mezcla con azúcar normal, entonces allí puedes reducir más que nada a amarillo en el segmento de los jugos porque no hay que olvidar que no te permiten separar los azúcares de la fruta de los azúcares añadidos, son los azúcares totales, entonces en los jugos hubo un impacto que hizo que se tuvo que reformular esos productos para llegar por lo menos a amarillo. Más simple fue en el tema de las bebidas azucaradas, donde la sustitución te puede permitir llegar hasta verde. Y allí llega la parte ridícula, donde tu tienes una bebida azucarada verde y a lado tienes un yogurth que es amarillo o puede ser que esté rojo, pero definitivamente es un alimento que no se puede comparar con la bebida, allí la ilógica, hay una total distorsión.

Pero un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de septiembre de 2016 recomienda a los países que establezcan impuestos a las bebidas azucaradas para ayudar a reducir el consumo de estos productos y también la prevalencia de la obesidad, la diabetes de tipo 2 y la caries dental.
La OMS ha hecho mucho daño porque hay pocos estudios certeros que confirman sus afirmaciones y por otro lado tu tienes el caso de México que, por ejemplo, no ha funcionado el impuesto. Cierto que hubo un bajón en el primer año pero hoy en día están recuperando los niveles de consumo, o sea la gente ha sacrificado otras cosas a cambio de las bebidas.

Desde su parecer, ¿qué debe incluir una política pública para reducir el índice real de obesidad?
Es un tema sumamente complicado que no se resuelve ni con impuestos ni con semáforos. Es mucho un tema psicológico, de estrés, una de las pruebas que el estrés juega un papel importante son los fumadores que dejan de fumar, lo primero que pasa es que engordan por el estrés que provoca la abstinencia. La otra cosa es que la obesidad está directamente correlacionada con la oferta de calorías. Y la tercera parte es que hay evidencia que el bioma juega un papel preponderante en cuestión de obesidad y muchas de las enfermedades que están ligadas. Aparentemente algo evolucionó en ese tracto intestinal que hace que hoy en día no sea el mismo de hace 50 años. Lo otro es que el Estado no ha hecho nada por una verdadera campaña conjunta con la industria para educar en la manera de consumir en una época de transición del campo a la ciudad. Nadie está muy capacitado para elegir correctamente su dieta y obviamente el sedentarismo hace que no estemos quemando correctamente las calorías que ingerimos. Aunque insisto aquí juegan papeles como el estado mental de cada uno, el estrés al que está sometido cada uno, es un tema bien complejo que no se resuelve con medidas simplistas.

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La OMS también recomienda la regulación de la publicidad de los productos que considera nocivos. ¿Qué dice al respecto?
Hay una confusión. Han vinculado el efecto de la publicidad sobre el consumo con lo que pasó con los cigarrillos. Al prohibir la publicidad se redujo el consumo de tabaco pero es más por la actitud del público. Si voy a tu oficina y saco una cajetilla de cigarrillos me botas de la oficina, pero si vengo con 150 kilos. me recibes. Esa es la diferencia, entonces hay una presión pública por el tema de los cigarrillos, que no existe en los alimentos. La industria prepara un convenio ético en cuánto a la publicidad, es decir, limitar voluntariamente la publicidad de productos para niños, en horarios de niños, en medios para niños, allí va a darse una restricción voluntaria de esto. Ecuador por ley ha hecho una cosa diferente, ha obligado a toda la industria a reducir su publicidad al 6% de sus cifras de ventas, según la ley de comunicación, pero es de manera general. (I)