La última semana la política exterior del presidente de EE.UU., Donald Trump, ha dado un vuelco. Tras asumir el cargo con el lema “Estados Unidos primero”, un ataque en Siria y su fuerte posición frente a Corea del Norte han demostrado que está dispuesto a tomar acciones en el mundo.

El primer caso le ha ocasionado tensión con el gobierno ruso de Vladimir Putin, con quien anteriormente se habían mostrado admiración mutua.

Pero ambos países se enfrentaron en declaraciones en los últimos días sobre el presunto ataque químico en la ciudad siria de Jan Sheijun, y tras el cambio de posición de Trump al ordenar el primer bombardeo contra el ejército sirio desde el inicio del conflicto. Hecho al que Rusia respondió enviando apoyo naval a Siria.

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Ayer la visita del secretario de Estado, Rex Tillerson, a Rusia mostró que las diferencias sobre el futuro del presidente sirio, Bashar al Asad, seguirán. Washington defiende su salida “de forma organizada”, mientras Moscú insistió en los precedentes caos creados por la salida de ‘dictadores’ en la zona.

Putin y el primer ministro ruso, Serguei Lavrov, se reunieron con Tillerson. En la cita ambos países dijeron que seguirán trabajando por una solución pacífica. También se comprometieron a investigar el ataque químico. Sin embargo, horas después del encuentro Rusia vetó un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que pedía al Gobierno sirio cooperación con una investigación sobre el alegado ataque químico.

Se trata de la octava oportunidad en que Rusia hace uso del veto para impedir una resolución del Consejo, dirigida específicamente al gobierno de Damasco, aliado de Moscú.

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Las delegaciones de Reino Unido, Francia y Estados Unidos habían presentado el proyecto de resolución a raíz del supuesto ataque con un gas neurotóxico a la aldea de Jan Sheijun, que dejó un saldo de 87 personas muertas. China se abstuvo.

La resolución solicitaba a Siria que comunique planes de vuelo de sus aviones, registro de cada vuelo e informaciones sobre sus operaciones militares el 4 de abril, así como los nombres de los capitanes de cada vuelo y proporcionar esos datos también a investigadores.

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Mientras, ayer en una rueda de prensa junto al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, Trump expresó que llegó el momento de poner fin a la “brutal guerra civil” en Siria y dejar que los refugiados vuelvan a casa, según Infobae.

Además llamó a Al Asad ‘carnicero’ e indicó que sería ‘fantástico’ que EE.UU., la OTAN y Rusia trabajaran juntos con este fin. Algo que avizora una aún difícil solución al conflicto.(I)