Democracia es el gobierno de las mayorías, mas no se puede hablar de democracia cuando el estado de propaganda en el que vive constantemente un país manipula conciencias infundiendo odio a opositores, y “ternura” a sus favoritos a través de medios de comunicación que tiene en su poder.

No se puede hablar de democracia cuando por promesas se negocien votos.

No se puede hablar de democracia cuando se utilice aparataje para hacer campaña en favor del más “tierno”, violando una constitución.

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No se puede hablar de democracia cuando una candidatura tenga cancha y árbitro a favor, vulnerando la igualdad de condiciones de la otra candidatura.

No se puede hablar de democracia cuando se utilice el derecho para crear normas a conveniencia.

Una democracia saludable es aquella que no solamente florece a través de las elecciones de las mayorías, sino que está acompañada de valores como la justicia y la honestidad, y está acorde a la razón y la verdad.

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Una democracia alienada de valores donde se manipule y compre la conciencia social, y donde la razón y la verdad han sido enjauladas; no es nada más que una democracia enferma.

Necesitamos una democracia saludable. Necesitamos la verdad; que se abran las urnas y se cuenten todas las actas, es cierto que la ley solo permite que se revisen las impugnadas, pero no sería lo correcto; en un Estado de derechos y justicia debe prevalecer la justicia antes que lo legal. Como afirmó Couture: “Tu deber es luchar por el derecho; pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia”. Hoy nuestra democracia está en cuidados intensivos y la “pinta de sangre” que debemos de donar para su pronta recuperación es nuestro hondo y pacífico clamor.(O)

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Serginho Paolo Vega López,
Estudiante de Derecho, Guayaquil