“La gente solo ve la parte linda de la música, el presentarte en escenarios, pero la verdad es que está llena de sacrificios”, asegura la cantante Kattya Ojeda, una joven convencida de que nació para la música y por eso se dedica a tiempo completo.

Se graduó en la carrera de Música de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG) y tiene 22 años. En su corta edad no solo ha cumplido su meta de formación universitaria, también ha compartido escenario con algunos músicos conocidos.

“Lo que más disfruto es compartir ese momento maravilloso y único con amigos, con gente que disfruta. Ser corista de Jenny Villafuerte, cantante guayaquileña y además mi profesora de canto, ha sido una de las mejores experiencias porque soy fan de su música, la admiro muchísimo. Al igual que compartir escenario con Francisco Ruiz, cantante ecuatoriano radicado en Los Ángeles graduado de Berklee School of Music, fue maravilloso porque Francisco es increíblemente talentoso y grabar con mis amigos de Man de Barro para el programa televisivo Expresarte como corista”, cuenta con alegría.

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El amor por la música nació desde la infancia. “No había coro que se me escapara, donde había un coro yo me metía, al de la escuela, iglesia, colegio, etc. Mi mamá me decía que ella era mi mánager, porque para los festivales sobre todo en Navidad nos invitaban y ella me llevaba a todos lados”, expresa.

Pero estaba segura no solo de su vocación, sino de que debía seguir su preparación académica en la UCSG. Considera que la formación ayuda a desarrollar las habilidades y amplía el criterio musical.

“Todo músico desea encontrar su propio sonido, su propia voz, nadie quiere hacer algo idéntico a algo que ya existe. Estudiar música te ayuda a explorar nuevos horizontes porque tienes muchísimos recursos”, dice.

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Comenta que le gusta la música independiente, la que no tiene un auspicio de un sello discográfico. “Puedes percibir el alma de una canción”, indica.

Y hablando de estilos dice riendo que tiene sus momentos para todo, “desde música muy alegre como el gypsy jazz hasta un blues corta venas”.

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Lo que más la ha marcado en su vida es el amor de Dios, él es su inspiración. “Para mí la música es un lenguaje maravilloso, es la forma más pura en la que puedo expresarme. Y sobre todo es una maravillosa forma de intimidad con Dios”, asegura.

Ahora compone y realiza algunos temas para empezar la grabación de su primer EP. También está aprendiendo a tocar guitarra, su segundo instrumento, pues ya estudió piano.

“Creo que para alguien que le apasione de verdad la música nunca la verá solo como un trabajo, sino como una forma de vida”, reflexiona emocionada. (E)