“General, no hay camello, saque a todos esos corruptos”. Con ese mensaje un obrero, con su maleta que deja ver parte de sus herramientas al hombro, estrecha la mano de Paco Moncayo, candidato del Acuerdo Nacional por el Cambio. Se lo topa en una de las calles de la cooperativa Juan Montalvo, al noroeste de Guayaquil, en una mañana con nubarrones y llovizna.

El exmilitar cierra su campaña en la ciudad conversando con la gente que cambia llantas, que vende jugos, que cose; en el sector cercano al Fuerte Militar Huancavilca, donde estuvo acantonado por dos años.

Ya ha caminado varias cuadras, desde el mercado. Su equipo le pide que suba al balde de una camioneta, pero el que comandó en el Cenepa recordó sus tiempos de general y con voz enérgica pero cordial dice: “No, camioneta no, yo voy a seguir caminando, voy a escuchar a la gente”.

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Sigue su recorrido con un pañuelo que pasa por su frente de vez en cuando para que el sudor no moleste su visión; no le incomoda subir escalones o pequeñas pendientes para llegar a los portales donde lo esperan con más pedidos.

“Don Paco, vea cómo nos tienen tras las rejas para que no nos roben”, cuenta la propietaria de un bazar. Moncayo se apoya en esa reja y asiente con la cabeza lo que dice la comerciante. “La gente honesta detrás de las rejas y los ladrones libres y hasta se van a otros países”, dice Moncayo también por los casos de Odebrecht y Petroecuador y vuelve a pedir la lista de supuestos coimados al presidente Rafael Correa.

Así se despide el militar, subiendo y bajando las calles de la Juan Montalvo con la certeza de que volverá para el segundo episodio. (I)