Solo una gran explanada de tierra se visualiza hoy donde antes se levantaba orgulloso y en constante ebullición el otrora mercado de Tarqui, de Manta. Tiene casi las mismas dimensiones de una cancha de fútbol, de esas tan comunes en Manabí hasta hace tres décadas.

Pero ese espacio más pinta a un santuario de dolor o un camposanto. Al lado del mercado de Tarqui estaba el centro comercial Felipe Navarrete, que alojaba a varios comercios, entre ellos Todo Papelería.

Como todo sábado, ese sector, hoy blanqueado por el polvo y tierra, el pasado 16 de abril tenía tantas almas caminando, buscando lo que necesitaban los hijos que en pocos días debían ingresar a estudiar.

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Una de ellas era la montecristense Gabriela Quijije, junto con su hijo y sobrina, cuentan sus familiares. De ella y sus parientes no se supo hasta el martes 19 de abril. Ellos fueron parte de esas 99 personas que rindieron tributo a la vida de una forma espantosa en aquella edificación: aplastadas por moles de cemento movidas por la ira de la naturaleza.

Damián Macías, santanense de origen pero mantense de corazón, dice que aún recuerda a ese comerciante vistoso, a aquel vendedor de pescado que te ponía “yapa” cuando le comprabas caritas, pescado muy consumido en hogares manabitas.

“Y encontrabas de todo, casi desde una aguja hasta un helicóptero, como dicen por ahí”, recalca con nostalgia Macías. Si la avenida 114 estaba destinada a adquirir plátano, hoy es una larga hilera de silencio.

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Ya no está Velboni, uno de los primeros market de abarrotes y otros en Tarqui de la década del 90 del siglo pasado; o los almacenes Alikan, El Bigote o La Feria de Tarqui. Es que esta parroquia tenía vida las 24 horas del día, asegura Joselías Sánchez, un enamorado de su parroquia y convencido de que su gente la volverá a levantar pese a cualquier presagio o “mal agüero”.

A seis meses del terremoto, Tarqui es una zona minada por la naturaleza, aún cuarteada por los sentimientos y las inquietudes por conocer cuándo se la reabre. Para Jorge Zambrano, alcalde de Manta, aquello dependerá del aseguramiento de servicios básicos.

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Conocer cuánto se afectó en el subsuelo de la comunidad comercial más grande de Manta y una de las más importantes de Manabí es difícil, pero todo será reparado, adelanta Zambrano.

Allí, los terrenos baldíos se asemejan a solares recién urbanizados, algunos con cerramientos de palo. Todo producto de las demoliciones, que en Manabí, según el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), han derribado 9.663 estructuras, edificios o casas, siendo Manta la ciudad donde unas 2.685 moradas fueran derrocadas en cuestión de horas cuando a sus dueños les tomó décadas levantarlas.

Hasta el pasado 7 de octubre, el MTOP había cancelado cerca de $ 60 millones por los procesos de derribamiento que se efectúan en Manabí.

Portoviejo también está irreconocible por esos derribamientos, casi que sus hijos y extraños han perdido la memoria gráfica de su alma, como lo era el centro comercial, que tenían como calles icónicas a la Pedro Gual, Chile, Alajuela y otras que hoy son áreas abiertas.

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El portovejense actual comienza a reconocer nuevas áreas de comercio como la avenida Reales Tamarindos, en la periferia. Comienza a hacer nuevos amigos en dichos sectores porque hasta las líneas de buses migraron a otros caminos, menos minados que la denominada zona cero.

El hotel El Gato, el Centro Médico del Pacífico, edificios del Magisterio, del IESS, Dínamo, el centro comercial, edificio Álava y otros han sido derrocados en su totalidad o casi cercenados hasta el olvido. Ya forman parte del recuerdo colectivo de la ciudad.

La zona cero portovejense sigue fría tanto en el día como la noche. Las máquinas aún muelen cemento. En Portoviejo, 88 manzanas del centro comercial fueron identificadas como afectadas por el terremoto, según Patricio Véliz, director general de Desarrollo Territorial del Municipio; en la actualidad, ya 76 fueron reabiertas, pero las últimas 12 están en proceso de análisis para conocer el tipo de intervención a realizar en esa zona, señaló la autoridad.

“En el tema de apertura también estamos tomando en cuenta los proyectos del Municipio, en este caso el área de regeneración urbana de once manzanas, regeneración que incluye el tema de soterramiento y mejoras de espacios públicos y el tema de alcantarillado y agua potable”, relató Véliz.

Aún en Manabí hay inquietudes por saber qué tiempo durará la reconstrucción. En Portoviejo y Manta, aún están vigentes las zonas cero. (I)

60
Millones

Esa cantidad de dólares canceló el Ministerio de Transporte hasta el 7 de octubre por derrocamientos.

El terremoto cambió sustancialmente la cultura de nuestros habitantes, nos acomodamos a un nuevo estilo de vida, a otro Portoviejo, a otro tipo de movimiento comercial...”.Ramiro Molina, Escritor