Su objetivo era obtener el título de bachiller e ingresar a la universidad para forjar un mejor futuro para sus dos hijos de 6 y 2 años, pero María José Campoverde Beltrán, de 26 años, encontró la muerte en el colegio donde se capacitaba.

La tragedia ocurrió a las 17:30, media hora antes del término de la jornada escolar, en el colegio Víctor Emilio Ycaza, ubicado en el kilómetro 5,5 de la vía Playas-Posorja.

Según testigos, entre ellos la hermana materna de María José, María Mercedes Rodríguez Beltrán, contaron que dos estudiantes manipularon un tipo de artefacto explosivo que habían llevado a clases y que detonó después de que lo dejaron caer al piso del salón de clases.

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Johnny Toala y Nori Crespín viven a unos sesenta metros de la parte posterior del plantel. Ayer contaron que estaban en casa cuando escucharon un estruendo y lo atribuyeron a un accidente de tránsito en la carretera principal, porque, según ellos, son habituales.

No obstante, cuando se asomaron vieron que de una de las aulas salía abundante humo y escucharon gritos de desesperación de los estudiantes, en su mayoría adultos. Enseguida la pareja se acercó al colegio, que no cuenta con cerramiento.

“Los heridos salían bañados en sangre. Se llamó a las ambulancias, pero hasta que llegaran, algunos que podían caminar cogieron un carro y se fueron al hospital por su cuenta, otros no podían moverse”, contó Nori.

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La desesperación aumentó cuando se percataron de que una de las 17 víctimas no se movía. Se trataba de María José, quien había perecido en el centro del aula de clases. Al parecer, las esquirlas del explosivo le impactaron en la cabeza.

Los otros 16 heridos, entre ellos la hermana de la ahora occisa, fueron a parar a distintos hospitales. Hasta ayer, tres estaban en el hospital Abel Gilbert Pontón, uno en el Luis Vernaza, en Guayaquil, y uno en el nosocomio de Playas. El resto había sido dado de alta.

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En el barrio 26 de Marzo, del cantón Playas, ayer hasta los vecinos lloraron la tragedia. María José, quien creció en ese sector, era conocida como una joven responsable, quien pese a enviudar de su primer conviviente y separarse de su segunda pareja, según allegados, siempre buscó la forma de sostener a sus hijos y ayudar a su madre.

Petita Beltrán, madre de la fallecida, recordó que estaba acostada con los hijos de la fallecida, cuando le dieron la noticia. “Ya faltaba poco para que salga de clases”.

De los sospechosos de llevar el explosivo al plantel los deudos no saben nada, solo piden que se haga justicia. Las primeras investigaciones de la Policía señalan que los dos menores, quienes permanecen con custodia policial, habrían indicado que encontraron el explosivo en un sector que era usado como polígono militar en Engabao y que está abandonado.

El gobernador del Guayas, Julio César Quiñónez, dijo que se trataría de un proyectil ojival y que todo habría sido producto de un accidente fortuito. (I)

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