El líder de la campaña británica a favor del "Brexit" Nigel Farage fue abucheado e interrumpido en una ruidosa sesión especial del Parlamento Europeo el martes, luego que acusó a la UE de imponer un superestado a sus ciudadanos y predijo que otros países dejarían el bloque.

Frente a Farage, quien se sentó con una bandera británica en la mesa que tenía delante, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, preguntó: "¿Por qué está aquí?"

Cuando Farage interrumpió el discurso de Juncker para aplaudir el resultado del referéndum de la semana pasada a favor de la salida británica de la Unión Europea (UE) -popularmente conocida como "Brexit"-, el líder de la Comisión respondió: "Es la última vez que aplaude aquí".

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La escena puso de manifiesto la tirantez de las relaciones entre los funcionarios europeos y los políticos británicos desde la votación del pasado jueves, la cual animó a los partidos de extrema derecha antieuropeístas de la UE y dejó a los gobiernos de todo el mundo preocupados por los efectos.

El debate ocurrió horas antes de que el primer ministro británico, David Cameron, se reuniera con los líderes de la UE por primera vez desde el referéndum. Los otros 27 líderes hablarán el miércoles sin él para planear sus siguientes pasos.

La sesión parlamentaria comenzó con un tono amistoso, con Juncker saludando a Farage, lamentando el resultado del referéndum y rindiendo homenaje a Jonathan Hill, el comisario británico de servicios financieros que dimitió el sábado tras hacer campaña para que Reino Unido permaneciera en la UE.

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Pero el ambiente civilizado no duró mucho, con los líderes parlamentarios acusando al bando a favor de abandonar la UE de haber mentido en su camino a la victoria.

"Hombre egoísta"

En un duro discurso, el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt acusó a los políticos británicos de crear un "clima tóxico" de incertidumbre. Además, describió al exalcalde de Londres Boris Johnson, un defensor del "Brexit" y principal candidato a sustituir a Cameron, como un "hombre egoísta" que puso sus ambiciones políticas sobre los intereses de su país.

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El alemán Manfred Weber, aliado de la canciller Angela Merkel y líder del principal grupo en la cámara, se enfrentó a Farage: "Si tuviera una onza de decencia hoy, se disculparía con el pueblo británico ¡Qué vergüenza!".

Muchos de los participantes pidieron unidad y presionaron a Reino Unido para que acelerase su retirada del bloque para acabar con la incertidumbre que ha enturbiado a los mercados financieros y extendido la preocupación por el contagio a otros países del continente económicamente más débiles.

Marine Le Pen, líder del Frente Nacional de extrema derecha en Francia, aplaudió el Brexit como el suceso más trascendental en Europa desde la caída del Muro de Berlín. "Es un grito de amor de un pueblo por su país", dijo. "Es una gran victoria para la democracia y un golpe para una UE construida sobre el miedo, el chantaje y las mentiras", añadió.

En declaraciones a periodistas, Farage pareció recular sobre las reivindicaciones de la campaña por abandonar la UE relativas a que ésta permitirá a Londres recuperar 350 millones de libras esterlinas (467,81 millones de dólares) semanales que supuestamente envían a Bruselas por el Servicio Nacional de Salud Británico (NHS).

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Farage estimó los ahorros en 34 millones de libras diarios, significativamente menos que lo prometido en términos semanales. Los expertos han dicho que la cifra de 350 millones es una distorsión porque no toma en cuenta la devolución que Londres recibe de la UE ni los fondos del bloque gastados en Reino Unido.

"Si hubiera dicho esto antes de la votación le podría haber felicitado", dijo Juncker. "Pero mintió. No dijo la verdad".

Cruel vaticinio

Farage ha usado al Parlamento Europeo como plataforma para criticar la UE y promover su campaña del Brexit.

Cuando se levantó para hablar, los silbidos de otros miembros subieron tanto de tono que el presidente del Parlamento, Martin Schulz, tuvo que amonestar a algunos para que dejaran de actuar como el partido UKIP de Farage.

El político contrario a la inmigración respondió llamando al "Brexit" un resultado "sísmico" que ofrecía un "rayo de esperanza" para los demócratas de Europa. "Haré una predicción esta mañana, Reino Unido no será el último estado miembro que deje la Unión Europea", dijo. (I)