La oportunidad de realizar una pasantía lo llevó a encontrarse con lo que él denomina “la mixtura perfecta entre la ciencia y el arte”. La combinación de levadura, cebada y agua, que luego de un proceso se transforma en cerveza, se volvió pasión, que incluso lo motivó a vivir lejos de su familia.

Antes de graduarse como ingeniero mecánico, el peruano Gustavo Guimas entró como pasante en las industrias cerveceras. Ingresó a Backus & Johnston, una de las más grandes cervecerías de Perú. Allí, por 1980, su curiosidad por los campos administrativo y productivo lo “magnetizaron” a seguir monitoreando los procesos de producción cervecera y de maltas, hasta hoy.

Es así como este profesional, oriundo de Huaraz, por su perseverancia llegó a ser supervisor de proyectos, director de ingeniería y de manufactura entre Backus & Johnston y SabMiller en el vecino país.

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Llegó a Ecuador en el 2009. De la última compañía fue derivado a la Cervecería Nacional para que dirigiera la vicepresidencia de Manufactura, que tiene entre sus productos dos marcas de cerveza y el refresco Pony Malta.

Tiene una basta experiencia, que incluye una maestría cervecera por la Siebel Institute de Chicago y un MBA por el Instituto Tecnológico de Monterrey, y una especialización en Mejora de Procesos en Japón. Es padre de dos hijos y cuenta que a diario sus tareas se enfrascan en conversar y recorrer los puntos de trabajo de los encargados de la elaboración del mosto (harina de malta), la fermentación, filtración y embotellamiento, en las plantas ubicada en Pascuales y Cumbayá (Quito).

Lo que más resalta de su labor es la motivación de sus colaboradores, que en Guayaquil suman 300. Sus tareas de campo van desde las 06:30 hasta las 21:00. La mayor parte de tiempo, fuera de oficina. “Está permitido cometer errores porque ese es el requisito indispensable para ponerse de pie nuevamente y continuar en el camino”, es lo que gusta repetirle a sus más de 500 colaboradores en las plantas de Guayaquil y Quito.

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Guimas, quien dice disfrutar de la lectura de libros de inteligencia emocional, neurociencias y teología, recientemente fue parte del equipo que inauguró la primera línea de fabricación de latas que se instaló en el país, con una producción de 30.000 por hora. Ahora prevé planes en sus plantas de Quito y Guayaquil, por la llegada de El Niño.

Amante del ajedrez y el cebiche de camarón, el ingeniero industrial gusta de viajar a su país al menos una vez cada quince días para visitar a su esposa y sus dos hijos.

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Sobre su pasión cervecera, asegura verse allí “toda la vida que tenga por delante”. “Me siento realizado cuando las personas que están a mi lado crecen como personas y tienen la oportunidad de desarrollarse”, comenta el peruano, que resalta el calor humano de los ecuatorianos a los que califica como su familia. (I)

Lo importante son las personas que trabajan por su desarrollo, a ellas hay que darles poder para tomar decisiones y oportunidades y que demuestren su valía”. Gustavo Guimas, vicepresidente de Manufactura de CN