A un día de que Guayaquil celebre 195 años de su independencia, este jueves el presidente Rafael Correa y el alcalde Jaime Nebot estrecharon sus manos durante la reinauguración del edificio de la Contraloría General del Estado, en el puerto principal. Fue un gesto que sorprendió porque los líderes del país y de la ciudad hicieron a un lado sus diferencias políticas para saludarse.

Ni la visita del papa Francisco a Ecuador, en julio pasado, logró que ambos funcionarios compartieran el mismo espacio. Rafael Correa lo recibió en la capital, mientras que en Guayaquil fue el vicepresidente Jorge Glas quien apareció en representación del Gobierno central. Por eso, el saludo de este jueves puede volverse histórico. La última vez que se vio juntos al primer mandatario y al alcalde Jaime Nebot fue hace ocho años, justamente en tres actos cívicos del 9 de octubre del 2007.

Para esa fecha, las relaciones entre Correa y Nebot ya eran tensas. La discusión era el puente Rafael Mendoza Avilés, que tras la ampliación de la estructura que hizo el Gobierno central pasó a llamarse de la Unidad Nacional. También estaba al apoyo que el primer mandatario daba a Santa Elena para que se independizara del Guayas y pasara a ser la 24 provincia del país. Y la entonces Comisión de Tránsito del Guayas (CTG), que posteriormente cambió su última palabra por "Ecuador" (CTE), también era un punto de sus diferencias. Por estos temas, ambos habían mantenido ocho meses de enfrentamientos hasta el 9 de octubre del 2007.

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Tres actos, triple saludo

El alcalde Nebot (i) y el presidente Rafael Correa saludan a la ciudadanía en el 2007. Foto: Archivo.

El día de las fiestas de Guayaquil, Correa y Nebot volvieron a compartir escenarios. El primero fue casi al mediodía, cuando el presidente asistió a la parada militar, en la autopista Guayaquil-Pascuales.

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Saludó a Nebot con un apretón de manos. El alcalde había llegado antes que Correa, quien además, muy sonriente, le dio una palmada a Nebot en la espalda. Se sentaron juntos. Y juntos apreciaron todo el desfile de aproximadamente 5.500 hombres y mujeres integrantes de las tres ramas de las Fuerzas Armadas con sus respectivos repartos militares, según consta en la nota publicada por este Diario.

Un momento que captó también las miradas del público fue cuando las Fuerzas Armadas saludaron simbólicamente al pueblo ecuatoriano con la entrega de banderines a las autoridades de gobierno y locales.

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En ese momento de la ceremonia, el alcalde quiso avanzar para recibir su respectiva bandera por parte de las Fuerzas Armadas, pero se detuvo y le dio paso a Correa para que vaya primero y reciba la del Ecuador; y el alcalde, la de Guayaquil.

En la sesión solmente estuvo además el expresidente Gustavo Noboa (segundo desde la derecha).

Ya en la tarde, para la sesión solemne, Correa y Nebot se reunieron minutos antes en la fundación Malecón 2000 y desde allí partieron juntos para ingresar a la Plaza de la Integración. Los dos subieron al escenario y se sentaron en la mesa principal, donde los recibieron el entonces vicepresidente Lenin Moreno, ministros de Estado y los exmandatarios Alfredo Palacio y Gustavo Noboa.

Discursos con indirectas

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Cuando Nebot empezó su intervención, que duró 25 minutos, Correa conversó y bromeó con Gustavo Noboa y se distrajo a ratos con los gritos de la multitud. Luego cruzó los brazos y escuchó atento al alcalde. Bebió doce veces agua durante el discurso, asintió cuando Nebot habló de pagar la deuda legítima y de generar empleo y lo aplaudió cuando dijo que Guayaquil no quería “empresaurios” y “pipones”.

Correa también se mantuvo serio cuando el Alcalde aclaró que la ciudad no pedirá un centavo al Gobierno y habló de la necesidad de mantener la dolarización.

Al término de su intervención se levantó de la silla y estrechó la mano del Alcalde. Luego Correa tomó la palabra durante once minutos y resaltó la "impresionante" votación de asambleístas. Nebot lo escuchó, se secó la frente, bebió agua y aplaudió.

“Decía el señor Alcalde, los pueblos saben lo que necesitan, y Guayaquil lo ha demostrado y por eso esa impresionante votación el pasado domingo 30 de septiembre (elección para la Asamblea Nacional Constituyente) en pos del futuro, en pos del cambio”.

Acto seguido, mencionó que “nunca más los seres humanos serán tratados como mercancía, serán humillados por el poder”, y que “nunca más los guayaquileños verán ancladas sus esperanzas y su porvenir, porque nuestro destino lleva escrito con tinta sangre la palabra libertad, por la que entregaron su vida millares de hombres y mujeres”.

La sesión terminó a las 18:20 con el himno al Nueve de Octubre y la canción Guayaquileño. Correa coreó una estrofa. Nebot lo aplaudió y se despidieron. Salieron por la puerta del mercado artesanal.

A las 19:00, en otra sesión de conmemoración pero en la Gobernación, y el tercer acto del día juntos, participaron nuevamente Correa y Nebot. Entre breves diálogos ambos escucharon a la Orquesta Sinfónica Juvenil del Guasmo y en su discurso Correa resaltó el proceso histórico de la ciudad y recalcó que el 30 de septiembre del 2007 Guayaquil “venció a los omnímodos poderes de la partidocracia”. (I)