“Es una alegría saber que fue escogido para irse y que va a vivir una excelente experiencia. Su mamá, sus hermanas y abuela vinieron a despedirlo”, dijo emocionado Carlos Vargas, mientras entregaba una funda con alimentos a su sobrino David Andrade, quien era enviado a Zumba (Zamora Chinchipe), para iniciar su servicio militar.

La tercera llamada al acuartelamiento de la leva del año 96 se realizó ayer. Cientos de jóvenes se acercaron desde la tarde del viernes para acampar e ingresar primero a las pruebas en la Junta de Calificación de las Fuerzas Armadas, en la avenida Democracia, en el norte de la ciudad.

En las interminables filas, que se armaban en los patios de la entidad, se revisaba el perfil de los aspirantes. Primero se verificaban sus antecedentes penales, luego se los sometía a un test psicológico, un chequeo médico y exámenes de sangre.

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Ansioso se mostró Luis Alberto Campoverde, de 21 años, quien esperaba para la revisión médica. De todos los asistentes, él llevaba un baúl de madera, por consejo de su padre. Su vestimenta e implementos de aseos estaban dentro.

“Me gustaría estar en el área naval, hasta ahora parece que me han asignado a Galápagos”, sostuvo Campoverde, habitante de la coop. Santiago Roldós.

Una mancha roja de pintura en el brazo de los participantes era la señal de que habían esperado desde la noche anterior. Andy Cedeño, de 18 años, la tenía. Sus abuelos lo acompañaron al sitio. Si pasaba las pruebas, reveló, sería una sorpresa para sus padres, el inicio de su independencia, añadió.

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“Cada vez es una mayor acogida, mayor el deseo del ciudadano de ingresar como conscripto al servicio militar voluntario”, destacó David Palma, comandante de la Base de Movilización Occidental.

Agregó que de los 32 centros de movilización del país, Guayas es el más fuerte. Este año el cupo fue de 1.047 jóvenes y 5.000 a nivel nacional. (I)