Simulando un debate en lo que denominó una “asamblea de la ciudad”, fue como el alcalde Jaime Nebot dirigió ayer la concentración que se realizó en la av. 9 de Octubre, en el centro de Guayaquil.

Desde una tarima ubicada en la intersección con la av. Malecón, formuló varias preguntas a los asistentes que ¬por miles¬ habían acudido a su llamado.

Así, esbozó el Ecuador que la sociedad quiere, y aquel que no; y lanzó una advertencia al gobierno de Rafael Correa: que oiga la voz del pueblo o se responsabilice de las consecuencias.

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A modo de interacción, Nebot planteó al público una serie de preguntas, y este le respondió que “no” al unísono.

Le consultó si quería el alza de los impuestos a la herencia y plusvalía, a través de proyectos de leyes. Si aprobaba la política de redistribución de la riqueza del régimen, o si creía en su invitación al diálogo.

A esto último agregó: “¿Ustedes le creen a Correa?”, y las personas gritaron que “no”.

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Nebot refirió que los comunicadores, maestros y empresarios intentaron en su momento conversar, pero que de todas maneras el régimen empujó una ley, traspasó la administración de su fondo, y aplicó salvaguardias, en su orden.

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“Ahora quiere dialogar, asustadito como está, alteradito como está”, anotó el alcalde.

Y remarcó que el problema “de fondo” es “ideológico”, y que por eso se busca que lo “ilegítimo” sea “legítimo”.

Entonces volvió a aludir a los proyectos de leyes sobre la herencia y plusvalía.

Los criticó por “castigar” el derecho a prosperar de las personas, y pidió que no vuelvan a ser enviados al Legislativo (hubo un retiro temporal).

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“Ese país no lo vamos a aceptar nunca jamás, porque ese no es Ecuador, ese es Venezuela”, dijo enfático desde la tarima.

E insistió con otra pregunta: “¿Ustedes quieren el país que nos propone Correa?”, y los presentes contestaron que “no”.

El alcalde prosiguió a describir “el Ecuador que queremos”: uno que respete las libertades y derechos, y que llame a consulta popular “cuando existan puntos de diferencia fundamental”; uno cuyo gasto público no “ponga en peligro la dolarización” y “sin impuestos confiscatorios”.

También pidió un país “sin lucha de clases” y que ‘no toque’ a la familia ecuatoriana.

“Quieren dividir a los ecuatorianos; iniciar una lucha de clases, hermanos contra hermanos, costeños contra serranos, empresarios contra trabajadores, pudientes contra pobres. Este pueblo es demasiado inteligente y demasiado noble. Aquí estamos unidos en una gigantesca movilización... Aquí estamos para decirle a este hombre ándate al carajo con tu propuesta divisionista”.

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A propósito de la familia, Nebot dijo que por ella y por “la patria” había que “luchar por siempre”. Afirmó que “las grandes causas no tienen plazos, tienen meta”, que es “la victoria”.

“Y cuando el pueblo se despierta como se ha despertado el de Ecuador, cada paso es una victoria”, subrayó.

Ilustró con un ejemplo foráneo. Contó que durante la II Guerra Mundial, en momentos en que los aliados perdían, el entonces primer ministro británico Winston Churchill les extendió el siguiente mensaje: “Este no es el final, ni siquiera es el principio del final; es el final del principio”.

“Y eso ha pasado en el Ecuador; el país de Correa se acabó, está volviendo a ser el Ecuador que queremos”, afirmó Nebot.

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Pidió a los presentes “plantear” su pronunciamiento al gobierno de Correa. Advirtió que si no lo oye, “que se responsabilicen de las consecuencias”.

Por momentos la multitud coreaba “Fuera Correa, fuera”, pero el alcalde les pedía que eso lo expresen en las urnas.

También, cuando lo ovacionaban a él, les aclaraba que no era momento de pensar en elecciones o en candidaturas, sino de “rescatar a Ecuador”. (I)