Para el régimen no tienen valor las observaciones que hizo la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) al país en cuanto a la libertad de expresión.

“Si nos critica quiere decir que vamos por buen camino”. Fue la reacción del presidente Rafael Correa, la noche del miércoles pasado, durante una entrevista con comunicadores de la provincia de Manabí.

El informe de la SIP, en el que se indica que varias sabatinas y cadenas de televisión han sido dirigidas a “atacar a periodistas”, fue difundido el lunes pasado y, al día siguiente, la Superintendencia de Comunicación (Supercom) lo rechazó al considerarlo una ‘injerencia’.

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El mandatario dijo que “la SIP es el gremio que agrupa a los propietarios de los medios que con el poder mediático distorsionan las cosas” y que sus conclusiones no causan ningún efecto en el país, porque no es un organismo internacional, que no responden a convenios internacionales, y en el caso del Tratado de Chapultepec es creado por los propios dueños de los medios y no es respaldado por Ecuador, recogió ayer el medio oficial El Ciudadano.

Además, Correa recordó que existe la fuerte sospecha de que la SIP fue creada por la CIA (Central de Inteligencia de los EE.UU.) como parte de la Guerra Fría para contrarrestar la Revolución cubana, se agrega.

Para el presidente de la SIP, el peruano Gustavo Mohme, “regímenes en países como Venezuela, Ecuador o Argentina persiguen al periodismo, lo acosan, lo restringen a través de legislación y establecen censuras u obligan a autocensura”.

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La Supercom respondió que no persigue y que el pronunciamiento de la SIP “no representa los intereses de millones de ecuatorianos, que votaron ‘Sí’ por la creación de una ley que regule a los medios”. (I)