Coinciden en los colores rojo y blanco, en el nombre, en sus siglas, incluso en alguna agrupación integrante que se fragmentó con el tiempo. Pero su origen es diametralmente distinto. Por un lado la impulsan agrupaciones sindicales históricas, que al igual que han criticado políticas de gobiernos anteriores hoy cuestionan las del régimen de Rafael Correa; y, por otro, funcionarios públicos y exsindicalistas que otrora integraban esas organizaciones y ahora respaldan el proyecto político de Alianza PAIS (AP). En medio: la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), una nueva agrupación planteada esta semana por dos grupos de sindicatos y a la que califican como una vieja aspiración de los trabajadores en “defensa de sus derechos”.

Su nacimiento coincide con las reformas al Código Laboral que impulsa el Gobierno y el paquete de cambios a la Constitución que la Corte Constitucional resolvió, el pasado 31 de octubre, que se tramiten vía enmienda (en la Asamblea) y no por reforma, que requiere consulta. Estos incluyen cambios a los arts. 229 y 326, que plantea que los servidores públicos se rijan por las leyes para la administración pública y no por el Código de Trabajo. Esto, según los trabajadores, implicaría perder derechos como la contratación colectiva y la organización sindical.

La CUT afín al Gobierno se autodefine como un frente nacional de trabajadores “del campo y la ciudad, empleados, artesanos y autónomos, públicos y privados, formales e informales”, según su acta de constitución leída el martes en su presentación. Tiene tres voceros. Uno es Marcelo Solórzano, asambleísta alterno de la titular de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira (AP), y quien preside la Confederación de Trabajadores del Sector Público del Ecuador (CTSPEC), fundada en el 2011. Los otros son Liliana Durán, presidenta de la Asamblea Plurinacional e Intercultural para el Buen Vivir (en el 2013) que, dice, representa a 42 organizaciones nacionales; y Gustavo Zurita, representante de otro ente creado en el 2011 con el nombre de Confederación Unitaria de Trabajadores y Trabajadoras Autónomos del Ecuador (Cuttae).

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“Nuestra central nace en momentos históricos de cambio que vive el país (...), nos estamos convirtiendo en gestores para la política pública conjuntamente con el Ejecutivo”, afirma Zurita. Muestra de ello se dio el viernes en Guayaquil, en el foro llamado ‘La revolución del trabajo’, en el que la CUT afín compartió la mesa con el vicepresidente Jorge Glas; el ministro de Relaciones Laborales, Carlos Marx Carrasco, y las dirigentes nacional y provincial de AP, Doris Solís, y María de los Ángeles Duarte.

“Se quiere construir una CUT no que represente los derechos de los trabajadores, sino que defienda la política de Correa (...). Esto violenta los convenios internacionales que establecen que no debe haber intromisión del Estado en la organización sindical”, cuestiona Nelson Erazo, presidente del Frente Popular y quien cree necesario fortalecer al Frente Unitario de Trabajadores (FUT) para hacerle frente a la CUT gobiernista.

La otra CUT, la no oficialista que fue presentada el viernes, nace de un ala del FUT, organizado en 1975 e integrado actualmente por la Cedocut (Confederación de Organizaciones Clasistas Unitarias del Trabajadores), la UGTE (Unión General de Trabajadores del Ecuador), la CTE (Confederación de Trabajadores del Ecuador) y la Ceols (Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres). Estas dos últimas son las que impulsan su nacimiento junto con otras organizaciones.

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Édgar Sarango, titular de la CTE, asegura que no se trata de una división y que la idea es que el FUT siga siendo una unidad de acción para actividades concretas y que la central unitaria agrupe a otras organizaciones con un programa de trabajo.

Para Mesías Tatamuez, presidente de la Cedocut, se requiere unirse frente a la realidad ecuatoriana y esta no pasa por una CUT sino por leyes para el desarrollo del país. “No se trata de ir hacia un solo sector, sino de buscar la forma de ir aglutinando a la ciudadanía. El cambio de nombres no es la solución, es como la izquierda ecuatoriana: hay gente que ha venido de partido en partido y no ha hecho absolutamente nada por este país. La pelea es en las calles, en la vida jurídica”, dice.

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Fausto Dután, extitular del FUT y actual director nacional del Seguro Social Campesino, que apoya a la CUT gobiernista, cuestiona al movimiento sindical y dice que están vetustos en sus conceptos. “Hay que ampliar el concepto del obrero hacia el trabajador. Por eso la central, porque convergen allí otras fuerzas sociales que tienen una relación de trabajo, pero no con relación de dependencia. Por decir algo, la Cuttae, ahí están los tricicleros, lustrabotas, canillitas, autónomos, que son miles en el país y deben ser incorporados en este proceso”. Un proceso en un mercado laboral marcado por el subempleo (empleo no adecuado para el INEC), que alcanza al 51,9% de la población, y los bajos ingresos: $ 352,6 era el salario promedio de los ocupados en el país en el 2013.

Nuevas centrales
CUT no gobiernista
CEOSL, CTE, Federación de Trabajadores de Consejos Provinciales, Federación de Trabajadores del Sector Público, Central Única de Trabajadores Azucareros del Ecuador (Cutae), Fetralpi, Fetralbo.

CUT gobiernista
Foro Nacional de la Mujer, Asamblea Plurinacional e Intercultural para el Buen Vivir, Junta Nacional de Defensa del Artesano, Confederación Unitaria de Trabajadoras y Trabajadores Autónomos del Ecuador (Cuttae), Fetrapec, Federación de Empleados y Trabajadores de la Salud y Anexos, Sindicato de Centros de Salud de Pichincha, Organización de Trabajadores del Ministerio de Salud, Confederación de Trabajadores del Sector Público, Seguro Campesino, Red de Maestros, Cetsmee.